(este texto formará parte del programa del Bachillerato: los alumnos lo recibirán en papel y deben conservarlo para estudiar para los exámenes).
LA AVENTURA DEL
CONOCIMIENTO Y EL APRENDIZAJE
La velocidad nos ayuda a apurar
los tragos amargos. Pero esto no significa que siempre debamos ser veloces. En
los buenos momentos de la vida, más bien conviene demorarse. Tal parece que
para vivir sabiamente hay que tener más de una velocidad. Premura[1] en lo que molesta, lentitud en lo que es placentero. Entre las cosas
que parecen acelerarse figura -inexplicablemente- la adquisición de
conocimientos.
En los últimos años han aparecido en nuestro medio numerosos institutos y establecimientos que enseñan cosas con toda rapidez: "....haga el bachillerato en 6 meses, vuélvase perito mercantil en 3 semanas, avívese de golpe en 5 días, alcance el doctorado en 10 minutos....."
En los últimos años han aparecido en nuestro medio numerosos institutos y establecimientos que enseñan cosas con toda rapidez: "....haga el bachillerato en 6 meses, vuélvase perito mercantil en 3 semanas, avívese de golpe en 5 días, alcance el doctorado en 10 minutos....."
Quizá se supriman algunos... detalles. ¿Qué
detalles? Desconfío. Yo he pasado 7 años de mi vida en la escuela primaria, 5
en el colegio secundario y 4 en la universidad. Y a pesar de que he malgastado
algunas horas tirando tinteros al aire, fumando en el baño o haciendo rimas
chuscas, no creo que ningún genio recorra en un ratito el camino que a mí me
llevó decenios.
¿Por qué florecen estos
apurones educativos? Quizá por el ansia de recompensa inmediata que tiene la
gente. A nadie le gusta esperar. Todos quieren cosechar, aún sin haber
sembrado. Es una lamentable característica que viene acompañando a los hombres
desde hace milenios
A causa de este sentimiento
algunos se hacen chorros[2]. Otros abandonan la ingeniería para levantar quiniela[3]. Otros se resisten a leer las historietas que continúan en el próximo
número. Por esta misma ansiedad es que tienen éxito las novelas cortas, los
teleteatros unitarios, los copetines al paso, las "señoritas
livianas", los concursos de cantores, los libros condensados, las máquinas
de tejer, las licuadoras y en general, todo aquello que no ahorre la espera y
nos permita recibir mucho entregando poco.
Todos nosotros habremos conocido un número prodigioso de sujetos que quisieran ser ingenieros, pero no soportan las funciones trigonométricas.. O que se mueren por tocar la guitarra, pero no están dispuestos a perder un segundo en el solfeo. O que les hubiera encantado leer a Dostoievsky, pero les parecen muy extensos sus libros.
Lo que en realidad quieren estos sujetos es disfrutar de los beneficios de cada una de esas actividades, sin pagar nada a cambio.
Quieren el prestigio y la guita que ganan los ingenieros, sin pasar por las fatigas del estudio. Quieren sorprender a sus amigos tocando "Desde el Alma" sin conocer la escala de si menor. Quieren darse aires de conocedores de literatura rusa sin haber abierto jamás un libro.
Todos nosotros habremos conocido un número prodigioso de sujetos que quisieran ser ingenieros, pero no soportan las funciones trigonométricas.. O que se mueren por tocar la guitarra, pero no están dispuestos a perder un segundo en el solfeo. O que les hubiera encantado leer a Dostoievsky, pero les parecen muy extensos sus libros.
Lo que en realidad quieren estos sujetos es disfrutar de los beneficios de cada una de esas actividades, sin pagar nada a cambio.
Quieren el prestigio y la guita que ganan los ingenieros, sin pasar por las fatigas del estudio. Quieren sorprender a sus amigos tocando "Desde el Alma" sin conocer la escala de si menor. Quieren darse aires de conocedores de literatura rusa sin haber abierto jamás un libro.
Tales actitudes no deben ser alentadas, me
parece. Y sin embargo eso es precisamente lo que hacen los anuncios de los
cursos acelerados de cualquier cosa.
Emprenda una carrera corta. Triunfe rápidamente.
Emprenda una carrera corta. Triunfe rápidamente.
Gane mucho "vento"[4] sin esfuerzo ninguno. No me gusta. No me gusta que se fomente el deseo
de obtener mucho entregando poco. Y menos me gusta que se deje caer la idea de
que el conocimiento es algo tedioso y poco deseable.
¡No, señores: aprender es hermoso y lleva la
vida entera!
El que verdaderamente tiene
vocación de guitarrista jamás preguntará en cuánto tiempo alcanzará a acompañar
la zamba de Vargas. "Nunca termina uno de aprender" reza un viejo y
amable lugar común. Y es cierto, caballeros, es cierto.
Los cursos que no se dictan: aquí conviene puntualizar algunas excepciones. No todas las disciplinas son de aprendizaje grato, y en alguna de ellas valdría la pena una aceleración. Hay cosas que deberían aprenderse en un instante. El olvido, sin ir más lejos. He conocido señores que han penado durante largos años tratando de olvidar a damas de poca monta[5] (es un decir).. Y he visto a muchos doctos varones darse a la bebida por culpa de señoritas que no valían ni el precio del primer Campari[6]. Para esta gente sería bueno dictar cursos de olvido. "Olvide hoy, pague mañana". Así terminaríamos con tanta canalla inolvidable que anda dando vueltas por el alma de la buena gente.
Los cursos que no se dictan: aquí conviene puntualizar algunas excepciones. No todas las disciplinas son de aprendizaje grato, y en alguna de ellas valdría la pena una aceleración. Hay cosas que deberían aprenderse en un instante. El olvido, sin ir más lejos. He conocido señores que han penado durante largos años tratando de olvidar a damas de poca monta[5] (es un decir).. Y he visto a muchos doctos varones darse a la bebida por culpa de señoritas que no valían ni el precio del primer Campari[6]. Para esta gente sería bueno dictar cursos de olvido. "Olvide hoy, pague mañana". Así terminaríamos con tanta canalla inolvidable que anda dando vueltas por el alma de la buena gente.
Otro curso muy indicado sería el de humildad.
Habitualmente se necesitan largas décadas de desengaños, frustraciones y
fracasos para que un señor soberbio entienda que no es tan pícaro como él
supone. Todos -el soberbio y sus víctimas- podrían ahorrarse centenares de
episodios insoportables con un buen sistema de humillación instantánea.
(…)
(…)
Todos estos cursos comienzan con la frase
"Yo te voy a enseñar" y terminan con un castañazo[7]. Son rápidos, efectivos y terminantes.
Elogio de la ignorancia: las carreras cortas y
los cursillos que hemos venido denostando[8] a lo largo de este opúsculo tienen su utilidad, no lo niego. Todos
sabemos que hay muchos que han perdido el tren de la ilustración y no por
negligencia. Todos tienen derecho a recuperar el tiempo perdido. Y la
ignorancia es demasiado castigo para quienes tenían que laburar mientras uno
estudiaba.
Pero los otros, los buscadores de éxito fácil y rápido, no merecen la preocupación de nadie. Todo tiene su costo y el que no quiere afrontarlo es un garronero[9] de la vida.
De manera que aquel que no se sienta con ánimo de vivir la maravillosa aventura de aprender, es mejor que no aprenda.
Pero los otros, los buscadores de éxito fácil y rápido, no merecen la preocupación de nadie. Todo tiene su costo y el que no quiere afrontarlo es un garronero[9] de la vida.
De manera que aquel que no se sienta con ánimo de vivir la maravillosa aventura de aprender, es mejor que no aprenda.
Yo propongo a todos los amantes sinceros del
conocimiento el establecimiento de cursos prolongadísimos, con anuncios en
todos los periódicos y en las estaciones del subterráneo.
"Aprenda a tocar la flauta en 100 años".
"Aprenda a tocar la flauta en 100 años".
"Aprenda a vivir
durante toda la vida".
"Aprenda. No le prometemos nada, ni el
éxito, ni la felicidad, ni el dinero. Ni siquiera la sabiduría. Tan solo los
deliciosos sobresaltos del aprendizaje".
Alejandro Dolina- Buenos Aires, nacido en Buenos Aires en 1949.
Alejandro Dolina- Buenos Aires, nacido en Buenos Aires en 1949.
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