18.1.11

LITERATURA DE IDEAS -6- Análisis de "Una historia verdadera", de Osvaldo Bayer

Análisis de “Una historia verdadera”, de Osvaldo Bayer













Este texto se presenta en un suplemento cultural, Radar, del diario Página 12 y fue escrito por el historiador y periodista Osvaldo Bayer.

A continuación, analizaremos cuál es la polémica de fondo que puede verse detrás de la discusión entre las personas de Bayer y Sarlo.

El texto se inicia con una anécdota que le da pie a Bayer para desatar su respuesta y explica el título de su artículo, presentándolo a la vez como “la” verdad de la polémica. En este primer párrafo, trae la voz de la misma Sarlo para responder con una pregunta retórica que, luego se verá, es lo que Bayer quiere responder, aludiendo a un episodio en el que el escritor Osvaldo Soriano habría sido maltratado por ella y por sus alumnos en la Facultad de Letras.

En el segundo párrafo, Bayer establece una oposición, dos campos antagónicos, en los cuales buscará ubicarse él y ubicar a Sarlo: uno, el “llano lenguaje del aprendizaje” y otro, “el academicismo de acentos aristocráticos”. Lo que se despliega en los párrafos siguientes es la justicación de por qué él con otros se ubican en lo sencillo, lo popular, lo accesible, mientras que Sarlo estaría en lo complejo, lo elitista, etc. Cita de nuevo la voz de Sarlo reconociendo que nunca invitó a Soriano. Esto, que desde la perspectiva de Sarlo cerraría el debate, para Bayer, lo reactualiza: el eje de la discusión parece transladarse momentáneamente no a cómo fue tratado el escritor sino a los motivos que pudo tener Sarlo para no invitarlo. A partir de aquí, Bayer comienza a construir una imagen de sí mismo que se distancia claramente de la “aristocrática” Sarlo: él sí les abrió la puerta de la Facultad a los luchadores por los derechos humanos. La observación parece poco consecuente con el tema que se trataba, ya que al ser Sarlo docente de Letras, invitar a “luchadores por los derechos humanos” no forma, obligatoriamente, parte de sus tareas, ni los escritores/obras seleccionados para un programa de Letras lo son en función de su lucha por los DD.HH. Acá hay una cuestión más de fondo que la discusión personal entre Bayer y Sarlo, cuestión de fondo referida a la trillada relación que debe o no existir entre literatura y compromiso social. Luego, vuelve a citar la voz de Sarlo, excusándose de no concurrir a un debate respecto del supuesto episodio con Soriano, excusa totalmente comprensible en cuanto Sarlo ha manifestado que dicho episodio es falso. En relación con esto, Bayer cita a otro referente de la Academia, que sí concurrió, al cual adscribe entonces a su campo popular de luchadores por los DD. HH.

En el párrafo que sigue, retoma, a través del conector adversativo “pero”, la anécdota que disparó la polémica. En síntesis, apela a dos recursos para insistir sobre la veracidad del episodio y para seguir construyendo una imagen positiva de sí mismo: uno, son las citas de diálogos con el mismo Soriano, que le contó el episodio; otro, son los términos del campo semántico de la grandeza, que se aplica a sí mismo mostrándose como el “salvador” de Soriano, y que continúa utilizando en el párrafo que sigue: “no te hagas problemas, yo te voy a invitar”, “reivindicaremos”, “homenaje”, “una de las clases magistrales más concurridas”, “una de las jornadas de más emoción en mi vida”. Luego, trae una cita de autoridad, la de Ricardo Piglia, otro importante referente de la Academia: la cita es inapelable, ya que los tres más grandes escritores de Argentina –según su juicio- no terminaron el secundario. (Cabe aclarar que la información de la cita es parcial: Borges no terminó el secundario en Argentina porque estaba con su familia en Europa, en Ginebra, donde cursó el Bachillerato en el Lycée Calvin; Sarmiento no cursó el secundario porque en su época ni siquiera estaba extendida la educación primaria, que fue un logro, a través de varias décadas, de la ley 1420, sancionada en 1884 –Sarmiento murió en 1888).

A continuación, la mención de la ovación recibida funciona como ratificación del valor de Soriano, oponiéndolo de nuevo a los “titulados academicistas”

El párrafo que sigue retoma el presente de la enunciación: Bayer se muestra asombrado de la falta de reacción de Sarlo durante diez años y retoma algunas preguntas retóricas que ya había formulado de otro modo. Sigue una anécdota que no suena consecuente con la polémica, como la mención anterior a que él sí les abrió las puertas de la Academia a los luchadores por los DD.HH: la anécdota se refiere a uno de los militares fusiladores del episodio histórico de la Patagonia Rebelde, que reconoció tardíamente una culpa que antes había negado. Parece excesivo, en el contexto de esta polémica, citar esta anécdota sin relación con el tema abordado y que busca establecer un paralelismo (“me hace acordar”) a Sarlo a la figura de un militar fusilador y mentiroso.

El párrafo final está dirigido directamente a Sarlo, a través del vocativo “profesora” y reitera la invitación a un debate democrático, ya que “la verdad democrática es lo único que vale”: cerrando el texto así, Bayer también termina de construir su propia imagen.

Analizado el texto, aparece que la polémica de fondo, más allá de la indemostrable falsedad o veracidad –para nosotros lectores- de la anécdota sobre Soriano, puede formularse cómo : ¿qué es lo que hace valioso a un escritor: sus títulos académicos, sus estudios formales, el hecho de ser popular/de que sus libros figuren en las listas de best Sellers, su compromiso político personal con los derechos humanos, su autodidactismo, su adecuación a determinados cánones artísticos del “bien escribir”…? Y más: los representantes de la Academia mencionados en el texto son, entre otros, los encargados de seleccionar programas en la Facultad de Letras, de promover o no a determinados escritores antiguos o nuevos, de escribir críticas de libros, etc…Sumados a ellos, están los medios de comunicación y las empresas editoriales –concentradas en su mayor parte en grandes conglomerados multinacionales- que también deciden qué se promueve y qué no, qué se publica y qué no, en definitiva: a qué accedemos los lectores y a qué no. Por eso, a modo de conclusión, podemos decir que el texto, a través de una anécdota que podría ser intrascendente, nos pone como lectores frente a una pregunta importante acerca de en qué medida buscamos criterios personales para seleccionar nuestras lecturas o nos sometemos simplemente a lo que se decide darnos, ya sea desde la Academia o desde los medios de comunicación.

EL JUGUETE RABIOSO -7- ??????????