9.5.11

Las cartas que no llegaron- 2: "Auschwitz, memoria para el futuro"

- LAS CARTAS QUE NO LLEGARON, DE MAURICIO ROSENCOF.


Ya que uno de los objetivos de la unidad es analizar cómo aparece trabajada literariamente la memoria, pongo acá un texto sobre la memoria acerca de un episodio histórico que es muy importante en la novela. Notemos de paso que el ejercicio de la memoria y su trabajo literario se tocan con la unidad 1: la memoria, en la novela, aparece defendiendo ciertas ideas y condenando otras, seleccionando algunos recuerdos y omitiendo otros, de modos no explícitos. Fíjense especialmente en la cita acerca del comentario de Theodor Adorno- filósofo, sociólogo y musicólogo alemán-acerca de la relación entre la poesía -pero piensen qué entenderá Adorno por "poesía"-y la experiencia de Auschwitz.

















AUSCHWITZ. MEMORIA PARA EL FUTURO
Por: Mario Eduardo Cohen

Esta semana somos testigos de las distintas actividades de recordación por la liberación de Auschwitz. En la ONU, en los Estados Unidos, en Europa e Israel se están realizando importantes actos conmemorativos. El acto central, a realizarse en el Museo de Auschwitz-Birkeanu, reunirá a varios jefes de estado. A 60 años del fin de la pesadilla y, por primera vez, la recordación de la caída del régimen nazi comienza a ser universal.
En estos últimos años y, llamativamente, en un contexto cada vez más increíblemente adepto al crecimiento del nuevo antisemitismo europeo, ha comenzado a recordarse oficialmente en varios países (Alemania, Gran Bretaña, Italia, Suecia, Dinamarca y ahora España) este día como Día del Memorial del Holocausto. Cada país ha elegido sus propias fechas de recordación, centrándose gran parte en el 27 de enero, día de la liberación de Auschwitz. Dando cuenta de la magnitud de los acontecimientos, hasta el propio Vaticano recordó, en 1998, el Día del Holocausto con un concierto conmemorativo, además de sucederse la creación de nuevos museos e instituciones del mundo dedicados al tema (inclusive en Buenos Aires). Y, como el mejor argumento contra los negadores del Holocausto, en los últimos años la Fundación Shoa de Steven Spielberg ha tomado testimonio fílmico para la posteridad de más de 50.000 sobrevivientes. El Holocausto no es ya sólo un problema de victimarios y víctimas, sino de la humanidad toda.
El tratamiento de estos temas nos sugiere, inmediatamente, una serie de interrogantes sobre los que hay que dar cuenta: ¿Por qué debemos recordar? ¿Por qué la elección de la liberación de Auschwitz y no otro hecho genera este movimiento prácticamente mundial de conmemoración? ¿Guardan estos hechos alguna relación directa con nuestra realidad? ¿Qué saben las nuevas generaciones respecto de una de las mayores matanzas sistemáticamente organizadas por el hombre contra su prójimo de la historia humana? ¿Qué lecciones podemos extraer de estos hechos? ¿Cómo prevenir nuevos holocaustos? ¿Anida en el hombre un germen letal hacia el prójimo?
Los hechos que estamos recordando son los siguientes: el 27 de enero de 1945 las tropas rusas entraron en Auschwitz dando a conocer en el mundo entero el funcionamiento del más terrible campo de la muerte de la historia humana: una gigantesca industria del asesinato masivo.
La liberación de Auschwitz se llevó a cabo en aquel frío y nevado enero cuando los solados rusos avanzaban hacia Berlín por la Polonia ocupada por los nazis. Forzosamente debieron toparse en su camino con la pequeña ciudad polaca menos conocida como Oswiecim y más dada a conocer como Auschwitz, su nombre germanizado. Cuando el viento iba hacia el oriente comenzó a traer un hedor muy especial que, a medida que se acercaban, olía a cadáveres descompuestos. Un hedor que sorprendió y conmovió incluso al más veterano de los soldados, habituados a los campos de batallas. Se estaban acercando al complejo del campo de la muerte de Auschwitz (1).
Cuando se encontraron a menor distancia, ante sus ojos se abrió un espectáculo de pesadilla al divisar los alambres de púas y un cartel con una insólita leyenda: Arbeit Macht Frei (En alemán, "el trabajo libera"). Inmediatamente comenzaron a acercarse los prisioneros, harapientos, esqueléticos, enfermos, muy cercanos a la muerte y con los rostros abatidos surcados por el llanto y el dolor. En sus bocas apenas se dibujaba una pequeña sonrisa fruto de la esperanza renacida. Algunos de los más experimentados soldados rusos no pudieron contener sus lágrimas. Los liberados constituían apenas un pequeño remanente que habían dejado los nazis pues habían huido llevando consigo a los más sanos en la llamada "caravana de la muerte"(2).
Ante el arrollador avance del ejército soviético los nazis habían tratado, de borrar toda evidencia de la masacre. Sus intentos fueron vanos: los rusos se adelantaron y encontraron en esta verdadera antesala del infierno a dos mil cadáveres sin enterrar, pilas inmensas de ropa, millares de anteojos, montones de cabellos humanos e inmensos pilones de zapatos.
La lectura de un solo relato, posterior a los hechos, la del soldado de la SS Boek, nos da una dimensión de la tragedia de los muertos por inhalación de gas: "Había una señal de desinfección. Abrían la puerta, arrojaban a los niños y adultos al interior y cerraban. Se oía un terrible grito. Un miembro de las SS subía al tejado (y colocaba el Zyklon B). La gente seguía gritando durante unos diez minutos. Luego los prisioneros abrían las puertas. Se cargaban los cuerpos en un vagón y se llevaban a una fosa. La siguiente tanda estaba en ese momento aún desnudándose en los barracones. Después de esto no pude mirar a mi esposa en cuatro semanas".
Luego de un tiempo se fue revelando la verdad. En poco más de cuatro años se realizó en Auschwitz la matanza industrializada de más de un millón de personas, en su mayoría judíos europeos. También fueron exterminados patriotas polacos, rusos, gitanos, testigos de Jehová, homosexuales y demás opositores a la ideología nazi.
LOS NUNCA ANTES
A partir de ese día de enero de 1945, la pronunciación del nombre Auschwitz sería el sinónimo fiel de la más oscura noche de la historia. Cuando se lo recuerda, inmediatamente surgen hechos que nunca antes habían ocurrido y que lo diferencian de la historia previa:
- Nunca antes un Estado organizado programó y ejecutó una política racista basada en el exterminio físico de minorías. Los nazis construyeron conscientemente y sin arrepentimiento esta industria de la muerte cuyo mayor centro fue este campo. Auschwitz es un símbolo del crimen contra la humanidad realizado contra inocentes despojados de todo derecho y dignidad.
- Nunca antes como en Auschwitz se utilizaron "métodos y eficiencia industrial" para la matanza masiva de población civil indefensa.
- Nunca antes se había construido un campo del tamaño de Auschwitz–Birkenau con capacidad para 250.000 prisioneros esclavizados (y luego llevados a la muerte).
- Nunca antes se utilizó el gas Zyklon B para la matanza masiva de bebés, niños, mujeres, hombres y ancianos.
- Nunca antes fueron utilizados experimentos médicos sobre miles de personas vivas.
- Nunca antes hubo un método para no dejar rastros de los asesinatos y deshacerse inmediatamente de los cadáveres de las víctimas en crematorios masivos.
- Nunca antes existió un método para la utilización industrial (y comercial) de partes de cuerpo humano de las víctimas, cuyo destino fue la fabricación de jabones, colchones y abonos.
- Nunca antes se explotó tan vilmente el trabajo esclavo (en las fábricas cercanas a Auschwitz) y se llevó a tal extremo el robo organizado por el Estado de ropa, propiedades, obras de arte, joyas.
- Nunca antes la propaganda llegó a confundir tanto a víctima y a los propios victimarios. Los prisioneros creían que eran conducidos a campos de trabajo. Los nazis tergiversaron el lenguaje. Campo de concentración era realmente campo de genocidio. Solución final realmente significaba asesinato total.
Auschwitz, si bien fue el más grande campo de la muerte, no fue el único. En otros campos y por los más diversos métodos se llevó a cabo una matanza indiscriminada de los judíos europeos (entre otras minorías). Por todo lo expresado, no hay dudas de que se trató del hecho más trágico de la historia de la humanidad. Una rígida y planificada determinación de borrar de la faz de la Tierra a bebés, ancianos, mujeres, niños y hombres por la sola condición de pertenecer a un determinado pueblo, el judío; la más desarrollada y sofisticada tecnología convertida en apabullante máquina de matar y al servicio de una sistemática eliminación de la población civil. Un hecho que se conoce como Holocausto judío (3).
Sintetiza al respecto el investigador italiano Enzo Traverso su visión del Holocausto: "el genocidio judío es único en la historia por haber sido perpetrado con el objetivo de una remodelación biológica de la humanidad, el único completamente carente de una naturaleza instrumental, el único en que el exterminio de víctimas no era un medio, sino un fin en sí mismo".
LA MEMORIA
Para que no se repitan holocaustos contra cualquier minoría, los seres humanos disponemos de una potente herramienta: la memoria.
Bien escribe Elías Canetti -Premio Nobel de Literatura- que "...la humanidad sólo está indefensa allí donde carece de memoria...", mientras que el célebre cineasta Luis Buñuel afirmó categóricamente: "...sin memoria no hay posibilidad de inteligencia alguna en el presente, ya que ella es el inmenso espacio del pensamiento de donde surgen los grandes signos de la vida...". En cierta medida nosotros manejamos nuestra propia memoria. "Lo que ha sido no tiene en el ser sino el lugar que le damos", escribió Alain Finkielkraut. La memoria no es sólo un recuerdo del pasado sino una proyección al futuro. El Premio Nóbel Elie Wiesel, sobreviviente de Auschwitz asegura que "una memoria que no tomase en cuenta el futuro violaría el legado del pasado". Para Wiesel, el mandato de la memoria luego de Auschwitz se divide en sus tres partes: primera, no olvidar, segunda, recordar y tercera, hacer recordar.
En el Holocausto, decía Elie Wiesel, no sólo murió el judío, sino también el hombre y la humanidad.
Y esa memoria incluye la responsabilidad de ser activos, de adquirir suficiente poder como para defender la dignidad y la responsabilidad para la solidaridad.
LAS ENSEÑANZAS DEL HOLOCAUSTO
Es interesante la polémica sobre Auschwitz que se desató entre el filósofo Teodor Adorno (ya fallecido) y Kertesz. Para Adorno, Auschwitz implica un quiebre, una ruptura en la tradición de la cultura occidental. Con Auschwitz el desastre ya ocurrió. Esto es, no sólo fue posible sino que ya ocurrió. A partir de ahora nuestra tarea como seres humanos es evitar que Auschwitz vuelva a ocurrir. Para el premio Nobel de literatura Imre Kertesz "El verdadero problema de Auschwitz es que ocurrió, y es algo que no podemos cambiar ni con la mejor ni con la peor voluntad". Kertesz lo ve especialmente como un hecho centrado en el pasado. Adorno señala que "luego de Auschwitz no puede haber poesía "(dado que no hay posibilidad de simbolizar el horror). Kertesz (que estuvo en este campo) le respondió varios años después que luego de Auschwitz "sólo queda la poesía, sólo queda resistir con palabras ciertas"
Agrega Adorno: "La exigencia de que Auschwitz no se repita es la primera de todas las que hay que replantear en la educación". Enseñar el Holocausto y con esto arribar a la conclusión terminante del ¡Nunca más! implica la adquisición de un seguro contra cualquier forma futura de insanía colectiva que pueda emerger. Es necesaria la creación de una coraza que proteja a la humanidad contra la discriminación, el fanatismo y la intolerancia.
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo", enseña la Biblia. Del Holocausto debemos aprender que el conocimiento técnico alejado de los valores y los principios morales, puede servir para transformar en pesadilla la existencia humana. Que ninguna guerra termina con las guerras, que la maldad siempre tiene nuevos límites por superar y que es ineludible ponerse en guardia frente al resurgimiento de las más bajas pasiones humanas.
Pero una de las mayores lecciones del Holocausto es que no es suficiente disponer de Justicia para la vida en sociedad, sino que es esencial la fortaleza para defenderla en todo momento y rebelarse ante cualquier forma de dictadura o tiranía.
Agrega Wiesel: "Hemos aprendido algunas lecciones, que todos somos responsables y que la indiferencia es un pecado y merece un castigo. Hemos aprendido que cuando la gente sufre no podemos ser indiferentes".
El de la temática del Holocausto en la opinión pública debe ser central. Recordar lo ocurrido en forma pública y privada será la mejor forma de conmemorar el sexagésimo aniversario de la liberación de Auschwitz. El mandamiento actual y futuro es no ser indiferente ante ningún proyecto genocida. No permitir la aniquilación física de otros seres humanos y no permitir la desaparición de la memoria de las víctimas.
Para Finkielkraut, lo aberrante de la ideología nazi se expresa por el desprecio por el otro. "Sobre las ruinas de la conciencia quisieron (los nazis) implantar un hombre nuevo. Un hombre liberado del sentimiento de unidad de la especie humana, un hombre que, en nombre de la raza, repudiara la idea misma de humanidad y que, de esta manera, estuviera eximido de toda obligación para con las otras razas, para con los otros hombres...".
El Papa Juan Pablo II, también reflexionó sobre el tema, señalando al respecto que "Auschwitz, quizá el símbolo más elocuente del Holocausto del pueblo judío, muestra hasta dónde puede llevar a una nación un sistema construido sobre premisas de odio racial o de afán de dominio. Auschwitz no cesa de amonestarnos, aún en nuestros días, recordando que el antisemitismo es un gran pecado contra la humanidad; que todo odio racial acaba inevitablemente por llevar a la conculcación de la divinidad humana.
El horror del Holocausto ha dejado en claro que la condición humana no nos es dada, sino que se trata de un ideal a alcanzar en cada día de nuestra vida y sólo a partir de considerar al prójimo como a nuestro hermano.
Si aprendemos la lección de la historia, los mártires no habrán muerto en vano.
(*) El autor es presidente del Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí. CIDICSEF
Su último libro "América Colonial Judía" se está traduciendo al inglés.
(1) En este artículo cuando nos referimos al Campo de Auschwitz lo hacemos en sentido amplio, incluyendo el llamado Auschwitz I, edificado en 1940; el gigantesco Auschwitz II o Birkenau, de 1941, el Auschwitz III o Monowitz de 1942 y una treintena de campos adyacentes.
(2) Los que fueron parte de esta terrible caravana de la muerte, no suelen hablar de liberación sino de finalización de Auschwitz.
(3) Dado el uso todavía generalizado de la palabra Holocausto (del griego "sacrificio por el fuego") la seguimos utilizando en este artículo, aunque creemos que Shoá (= destrucción total, en hebreo), en coincidencia con los investigadores, es el término más apropiado para los acontecimientos que estamos describiendo.


El texto está tomado de acá
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Irena Sendler, "la madre de los niños del Holocausto"

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/12/obituarios/1210585896.html

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