22.3.12

HERRAMIENTAS: Ficha de lectura: modelo y una bien hecha, sobre "El juguete..."




(retrato de Arlt por Andrés Cascioli)


























Fichas de lectura.
Descriptivo
1- Obras no ficcionales
2-Obras de ficción.
1- Fichas de lectura (para obras no ficcionales)

Son muchos los modos de fichar un libro/ paper/ artículo y están en relación con los hábitos de estudio personales, así como con la memoria del estudiante. Habrá personas que preferirán un fichado minucioso y otras que se conformarán con un rápido apunte. La ficha de lectura incluye:

2.1. Indicaciones bibliográficas precisas.
- Para libros: Nombre completo del autor. Título del libro o artículo. Datos completos de edición (lugar, editorial, fecha).
Jakobson, Roman. Essais de linguistique générale. Paris, Minuit, 1963
- Para artículos:
- García Canclini, Néstor. "Los estudios sobre comunicación y consumo: el trabajo interdisciplinario en tiempos neoconservadores", Diálogos, 32 (Lima: marzo 1992)
o:
- Williams, Raymond. "Hegemonía" en Marxismo y literatura. Barcelona, Península, 1980

según el artículo haya sido publicado en una revista (indicación del número de la revista) o un libro.

Como puede observarse, los artículos (o capítulos) se "entrecomillan", mientras que los libros y nombres de revistas se colocan en cursiva o se subrayan.
La ficha debe consignar, además, las fechas originales de publicación en el caso de las traducciones. Es conveniente aclarar, en las obras altamente especializadas terminológicamente (Freud, por ejemplo), el nombre del traductor. Pueden agregarse a la ficha todos los datos que se consideren igualmente pertinentes (número de edición, cantidad de páginas, biblioteca de origen del libro o artículo y su motivo de consulta: fecha de la consulta y relación con unidad del programa de trabajo, etc...)

2.2. Resumen general.
El resumen del artículo debe ser, a la vez, sintético y comprensible en el futuro. Esto significa que la ficha no será necesariamente breve, dado que se ajusta a las características del libro y a las necesidades y particularidades del estudiante/ investigador. Es conveniente reproducir los títulos internos así como el hilo de la argumentación, a través de conectores (esto implica, de esto se deduce, en consecuencia, sin embargo, etc...) y una diagramación que permita visualizar ideas principales de ideas secundarias.

2.3. Citas textuales. Se citan textualmente (entre comillas y con el número de página entre paréntesis) los fragmentos que se consideran más representativos o que pueden servir en el futuro.

2.4. Comentarios personales. Los comentarios al margen pueden ser de tanta importancia como el contenido mismo del libro. Pueden ser de dos tipos:

2.4.1. De evaluación. Desde "interesante observación", "importantísimo para enfocar tal problema"; “repite o se extiende demasiado”; "argumento más importante”

2.4.2. De relación. Remisiones a otros libros o artículos leídos. "cfr. (confrontar) la misma idea en X artículo.", "Sin embargo, X piensa lo contrario",
Evidentemente no es imprescindible llenar la ficha de comentarios personales, pero cuando se responda a esta pulsión conviene utilizar tinta de otro color, escribir en el margen o usar cualquier otra convención que permita diferenciar, más adelante, palabras propias y ajenas.
El trabajo de fichar libros no garantiza ningún resultado, a la hora de tener que rendir un examen o escribir una monografía o preparar una clase o informe. Pero permite contestarse ciertas preguntas inquietantes, como: ¿Quién había dicho esto? ¿Era así tal noción para Jitrik? Esto me suena, ¿no lo había leído antes?, etc... Preguntas, todas, que azotan la conciencia del estudiante o investigador en el último minuto, cuando ya no hay tiempo de leer o releer todo Rest (por ejemplo), cuando todo puede estar (y así suele pasar) definitivamente perdido.
2- Fichas de lectura (para obras de ficción)
En los cursos que apelan al trabajo crítico de obras literarias y que incluyen también textos críticos, se recurre frecuentemente a la ficha de lectura de la obra de ficción. Los cursos de iniciación crítica a la literatura de la UNAM (Universidad Autónoma de México) proponen un primer modelo, bastante exhaustivo, para el fichaje de novelas. Las preguntas son guías que permiten recuperar, por un lado, el contenido de la obra y, por el otro, alternativas de comentario/ análisis. (Ustedes entenderán el registro de ‘tú’ que predomina en este texto…)
FICHA DE LECTURA
I- BIBLIOGRAFíA :
Indica el autor, el título del libro (subrayado), el lugar de edición, la editorial y el año en que se editó.
II- LA OBRA:
1) Determina cuál es la idea central sobre la que gira el libro. (En dos o tres líneas debes decir de qué trata el libro).
2) Una vez que el autor ha decidido cuál ha de ser el tema de la historia, desarrolla esta idea a través del argumento. ¿Cuál es el argumento? (Resúmelo todo lo que puedas precisando bien el inicio del libro, el nudo y el desenlace.) (Máximo 15 líneas.)
3) ¿Serías capaz de inventar otro desenlace? ¡Inténtalo! (Máximo 15 líneas)
4) ¿En qué época se desarrolla la historia? Explica cuál es la cronología externa del libro, es decir, en qué época histórica se desarrolla la acción. Debes relacionar estos datos con elementos de la bibliografía teórica trabajada.
5) ¿Afecta esta época al desarrollo de la acción? Explícalo.
6) ¿Cuánto tiempo dura la acción? Explica cuál es la cronología interna del libro, es decir, cuánto tiempo transcurre desde el principio del libro hasta el desenlace. Indica también si el libro se desarrolla de manera cronológica o hay saltos en el tiempo.
7) ¿En qué lugar o lugares transcurre la historia? Descríbelos y explica qué importancia tienen en el desarrollo de la acción. Debes relacionar estos datos con elementos de la bibliografía teórica trabajada.
8) ¿Quién es el personaje central? Descríbelo y explica cómo va evolucionando a lo largo de la historia.
9) Habla un poco de los personajes que desempeñan un papel secundario. Señala su carácter, la importancia de su papel en la acción, etc.
10) ¿Cómo están caracterizados los personajes: por lo que hacen, por lo que dicen, por lo que otros dicen de ellos...? Explica cómo los ha caracterizado el narrador y pon ejemplos extraídos del libro
11) ¿Cómo crees que es el lenguaje de este libro? Sencillo, científico, con palabras rebuscadas... Explícalo y pon ejemplos. Debes relacionar estos datos con elementos de la bibliografía teórica trabajada.
13) Explica las técnicas de escritura que ha empleado el autor (sólo narración / narración con descripciones/ narración con descripciones y diálogo...)
II. VALORACIÓN Y SUGERENCIAS
14) ¿Corresponde el título al contenido? Justifica tu respuesta. Propón otro título. (Que no sea alguno ya conocido desde la crítica)
15) ¿Cuáles son, a tu juicio, los aspectos mejor tratados en esta obra: descripciones, caracterización de los personajes, ideas, etc.? Razona tu respuesta.
16) ¿Qué personaje te ha resultado más interesante? ¿Por qué?
17) Es el momento de que opines sobre el libro que has leído. ¿Se lo recomendarías a un amigo tuyo? Explica por qué lo recomendarías (o no) apelando no solo a lo que sabes del contenido/ la historia sino también lo que conoces respecto de la crítica literaria.
Fuentes:
- D.Link- "Elementos para la escritura de una monografía" (Materiales de cátedra; FFyL- UBA);
- Miñones, L “Principios de trabajo para la investigación en grupo”; Materiales internos del equipo UBACyT JF140- FFyL-UBA)
Ficha de lectura
Texto: Gnutzmann, Rita “Introducción”. En: Roberto Arlt, El Juguete Rabioso. Madrid: Cátedra 1985, 9-83.
Motivo de consulta: Unidad 2; programa de castellano; Terminale. LFA. 2009. Herramientas teóricas para el análisis de la obra arltiana.
1- Estructura del texto
El ensayo está dividido en cuatro partes:
“El hombre Arlt”; “La situación socio-política”; “Florida y Boedo” y “Arlt: ¿semianalfabeto?”
Esta estructura será respetada para el resumen y el establecimiento de relaciones con otros textos teóricos.
COMENTARIOS DE RELACIÓN
- Esto se ve en cuanto a la sintaxis y ortografía de Arlt
- Ver ausencia de figura paterna en la vida de Silvio Astier (no se sabe si los abandonó o murió)
- Educación callejera de Astier
- Astier comparte este afán
- Intento de Astier de fabricar cañón
Paralelismo con condiciones de vida de Astier marcada necesidad de salir en busca de un trabajo.
TEXTO Gnuzmann
“El hombre Arlt”:
Situación familiar:
-Padres extranjeros dificultad en el hogar con el idioma
-Padre casi ausente, ser de carácter autoritario en sus novelas generalmente es un personaje conflictivo o ausente. Madre mujer sumisa
-Educación primaria nunca finalizada aprendizaje lo hizo en la calle
-Matrimonio fallido y dos hijos
Manías devociones:
-Pasión por la literatura de folletín y la literatura clásica o “seria”
-Deseo de ser inventor varios intentos
-Pero al no lograr vivir de sus pasiones se dedica al periodismo.
La marginalidad y la penuria marcan la existencia de Arlt a lo largo de su vida.
Se lo puede ver en la familia de Arlt.
Ensayo de Jitrik: “sonriente cara bovina de alvearismo” (caracterización crítica del contexto socio-histórico); denuncia
de la época
“La situación socio-política”:
-inmigrantes de los principios de 1900 se ven frustrados con la crisis que comienza en 1920 fundación de partidos: UCR y PS
-Burguesía estaba al poder con los radicales (Irigoyen y Alvear)
-Sociedad se dividía
-Golpe militar de Uriburu saca del poder a Irigoyen.
-El aumento de construcciones favorecen al comercio con el exterior y a la inmigración; unos pocos se veían beneficiados por el modelo agroexportador y este modelo a la vez generaba una alta dependencia a la exportación Roca abre el país a capitales extranjeros
-Aspecto personalista de los gobiernos
-Años '20 → ”primeros síntomas de desconcierto disturbios anarquistas y huelgas obreras” pero la población estaba esperanzada con el futuro hasta la crisis de los años '30.
Astier lee Dostoievski
Astier lee Baudelaire
influencia de ambas literaturas en Arlt
Jitrik dice que el segundo capítulo fue publicado en esta revista
Prólogo de Arlt a Los Lanzallamas: Arlt opinaba que en ese momento no había tiempo para darle estilo a su literatura “edificio social que se desmorona”
“Boedo y Florida”:
-Boedo movimiento literario centralizado en cambiar la sociedad, meter la calle en la novela eran populistas y se inspiraban en autores rusos como Dostoievski ideas socio-políticas en contra de la injusticia y el capitalismo.
Nucleados por la revista Claridad pensamiento izquierdista
Literatura comprometida
-Florida movimiento literario que desea meter la novela en la calle compuesto por intelectuales ideal estético de la literatura.
Inspirados de Europa (surrealismo, expresionismo...)
Nucleados por la revista Proa (Borges y Güiraldes pertenecían a este movimiento)
vanguardia literaria “arte por el arte”
-opinión encontrada de los críticos en cuanto a la posición de Arlt
Boedo: por la temática de su obra, ser de clase media/baja y por sus ideas políticas
Revista Claridad: “Deseamos estar más cerca de las luchas sociales que de las manifestaciones puramente literarias.
Florida: vinculación con Güiraldes y por su publicación en Proa
-Arlt quería incluir novedades en su obra busca los rasgos universales
Jitrik: El Juguete Rabioso inaugura “la literatura urbana con proyección universal” y la literatura que muestre la forma de ser y los mitos de una clase social concreta”
Barcia: mayor dificultad para Arlt era la sintaxis, tenía una poderosa imaginación creativa y el desentono creaba un quiebre en el efecto del pasaje
Jitrik: Paralelismo con la pasión de Arlt “como gran escritor en un medio subdesarrollado”
“Arlt ¿semianalfabeto?”:
-ausencia de escolaridad
-extraña forma de expresarse
- Arlt decía que no escribía gramática sino “ideas”
- Pasión por la literatura de folletín, Baudelaire, Dostoievski, Balzac, dante, Cervantes, Proust, Poe, Scalabrini Ortíz, Pineta, Castelnuovo, Yunque...
sus influencias
aprendió: “la grandeza de las cosas pequeñas”; “ajustado manejo del diálogo”; “sustitución del tiempo físico por el psíquico” (Proust); “temática general de los rusos”; “psicología “morbosa”” (Dostoievski)


EL JUGUETE RABIOSO-INTRODUCCIÓN-1: BIOGRAFÍA

Algunos fragmentos de la biografía Roberto Arlt, su vida y su obra (Omar Borré, Planeta, Bs. As., 1999). Observen la relación con el personaje de Silvio Astier y lo narrado en la novela.














Piensen cómo expresar precisamente la relación: en qué aspectos/situaciones/personajes, etc. se manifiesta. "...el maestro de tercer grado, don Emilio Valessina, está convencido de que Arlt es un alumno realmente burro e incapaz de entender nada, piensa que se ha topado con un chico salvaje. A pesar de los esfuerzos de su madre, el jovencito, de muy mal carácter, es expulsado de la escuela. Emilio Valessina, un hombre severo, capaz de encauzar a cualquier alumno rebelde, decidirá sin embargo echarlo por mala conducta y pésimo sentido del respeto a sus mayores. No sólo lo considera distraído sino también un lector enfermizo, puesto que durante el desarrollo de sus clases, Arlt se aísla en la lectura de los libros de Emilio Salgari y Carolina Invernizzio. (...) Roberto sólo quería ser un pirata, un inventor, un bandolero: "yo no he estado bien en ninguna parte cuando chico", se aburría y lo echaban de todas partes. "No, no he sido un burro, simplemente estaba enamorado de una chica del barrio, a quien deseaba raptar y llevarla a bordo de un barco pirata...". Entre lápices y viajes por alta mar, ensaya, meticulosamente, las respuestas con las que iniciará su defensa ante los maestros. -¿Qué palabras son éstas?- gritaba Valessina en medio del aula. El joven Roberto Arlt repetía palabras complicadas y arcaicas robadas del diccionario al que consultaba obsesivamente. Parecía un anacrónico Quijote de nueve años. (...) Ekhaterine -la madre- se cansaba de argumentar incongruencias a fin de evitar que lo echaran mientras murmuraba sin cesar "el padre lo va a matar" (...) Las palizas y los prolongados silencios se transformaron en un símbolo del padre. Roberto no recordaba un beso de su padre ni que alguna vez lo hubiese esperado en la puerta de la escuela. Por el contrario, lo humillaba continuamente gritándole (...). En castigo por la expulsión, Karl - el padre- no le dirigió la palabra al niño durante tres años. "Tal vez", dirá Ekhaterine, "éste sea el motivo de las cosas tan tristes que escribió Roberto". Los uniformes, la traición y el idioma alemán estuvieron casi siempre presentes en todo lo que escribió casi como una imagen de su padre. Recordaba la forma en que Karl había desertado del ejército prusiano y la condena, eterna, de no poder volver a la patria. ¿Cuál era la patria? se preguntó varias veces el joven Roberto. La traición estaba arraigada en el sentimiento familiar pero un sólido pacto de silencio impedía hablar de ella. Aunque semejante reserva se rompió en 1926, cuando se publicó su primera novela, El juguete rabioso. En ella, el tema del traidor organiza la obra. (...) A pesar de que el escritor con frecuencia insistía en señalar que detestaba el alemán y no lo entendía, algunos amigos que frecuentaron la casa de los Arlt pudieron confirmar que el escritor respondía en español a cualquier indicación hecha en alemán por su padre. Otra suerte tuvo Arlt con el italiano, que era la lengua de su madre y que contaminó su sintaxis y su vocabulario. Pero hay, aún, otro idioma, un tercer lenguaje, que es el de Buenos Aires, el idioma al que se enfrentaron sus padres y que a él le otorgó una gran libertad de expresión; no tenía miedo de hablarlo, o de modificarlo, o de inventarlo. ---------------------------------------- El pequeño Arlt descubre en las inmediaciones de la Plaza Pueyrredón en Flores dos famosas librerías: la de los hermanos Pellerano y la de José Prata. En ellas, más que libros, Roberto intercambia amigos y buena conversación. La librería de los Pellerano es el lugar donde compra folletines y muestra sin temor todo lo que escribe: cartas, ensayos, cuentos y poemas. (...) Además, en ese entonces, Arlt proclama a viva voz su primer amor, la chica del barrio: "Pecosa y bizca pero yo la creía más hermosa que la luna, por eso le escribí una carta:- Señorita, escapémonos al mar. Vestido de terciopelo negro, la voy a llevar a mi barco pirata. Juro por el cadáver de mi padre ahorcado que la amo. Suyo hasta la muerte, Roberto Godofredo, Caballero de Ventimiglia, Señor de la Rocabruna, capitán del ballenero El Taciturno.. ---------------------------------------- La búsqueda de trabajo se había vuelto en 1916 una verdadera odisea. Roberto continúa haciendo trabajos temporarios(...) No dudaba de que el mundo lo recordaría como uno de los más grandes inventores. Karl Arlt, su padre, vuelve a quedar sin empleo y se inscribe en una lista como obrero para levantar la cosecha de yerba mate en la provincia de Misiones. Como resultado, la familia queda en la indigencia pero sobrevive imaginando un regreso triunfal (...) Ekhaterine obtiene una carta de recomendación para su hijo (...) que éste presentó en una librería de Lavalle al 900 cuyos dueños, don Caetano y su esposa, se convertirían en arquetipos de su primera novela. El sueldo era miserable pero incluía comida y cama. Tenía que vender libros viejos, acomodarlos, limpiar el local, barrer, hacer compras y cualquier otra cosa que se les ocurriera a don Caetano y a su esposa. Roberto aceptó el trabajo, le gustaba la idea de estar entre libros y ver pasar muchas chicas lindas por la vereda de Lavalle. --------------------------------------


















------------- De una carta a su hermana Lila, hablando de lo deteriorado que está su matrimonio con Carmen Antinucci, con quien se había casado en 1921, sin saber que era tuberculosa ya que la familia se lo había ocultado para lograr casarla: "Ella permanece impasible leyendo un libro que a mí me hace llorar a gritos. Qué querés. Somos dos sensibilidades distintas. Dos vidas distintas. El único punto de contacto es el instinto, satisfecho éste (sería más cómodo ir a un prostíbulo) no queda entre nosotros sino frialdad y desgano. Qué querés que hagamos juntos, decime. Estoy en un momento de mi vida en que tendré dinero y tengo experiencia para ensayar otra vida. Si ese ensayo fracasa, tengo energías, talento y fuerza para separarme de lo que no me concierne. Pero ahora sé que lo que no me conviene es esa mujer. (...) lo único que sé es que la casa Antinucci y la casa Arlt han sido las peores que me han sido dadas conocer en mi vida. Nuestra madre una egoísta, nuestro padre un egoísta, qué querés. Qué decirte de la casa Antinucci. Eso es peor. No quisiera hablar todas estas cosas con vos, porque bien te quiero, más de lo que tú puedas creerte, lo único que puedo decirte es esto: no hay un solo crítico de mi libro que no haya escrito "lo grande de ese libro es el dolor de Erdosain" (se refiere a Los siete locos). Pensá que yo puedo ser Erdosain, pensá que ese dolor no se inventa ni tampoco es literatura, ese dolor es el que he llevado al lado de esa mujer en ocho años de condenación. Ocho años de angustia...cómo quererla si ella no tuvo lástima de mí. Quiso que fuera hasta aprendiz de almacenero para salvar su maldita plata. ¿Por qué no se casó con un tendero en vez de casarse con un escritor? (...) Necesito escribir mucho para desahogarme. He llorado hasta por las calles al pensar en el desastre que era mi vida cuando todos los acontecimientos exteriores sólo debían proporcionarme felicidad, orgullo, alegría. Soy el mejor escritor de mi generación y el más desdichado. Quizás por eso seré el mejor escritor." ---------------------------------------------------- Roberto tenía por Elías Castelnuovo (del grupo de Boedo) un gran afecto y una profunda admiración. Le interesaba la predisposición afectiva y creadora que refleja en sus novelas, y si había sentido la necesidad de mostrarle a él estos originales (El juguete...) era porque realmente le transmitía una profunda confianza. Un mes después, Elías Castelnuovo citó a Roberto ARlt en la redacción de Claridad para darle su opinión acerca de la novela: -Vea, Arlt, su libro no es publicable. En 1969, Castelnuovo recordará el episodio con cierta melancolía: "En realidad, mientras estuve a cargo de esa colección, Los nuevos, no esperaba que los escritores noveles vinieran a buscarme. Los iba a buscar yo. Así sucedió con Arlt, mediante la invitación cursada a través de Nicolás Olivari, que lo conocía. El libro que me trajo, pese a su fuerza temperamental, ofrecía innumerables fallas de diversa índole, empezando por la ortografía, siguiendo por la redacción y terminando por la unidad y coherencia del texto. Le señalé hasta doce palabras de una sinuosidad insultante..."Tiene que trabajar más. La presentación, las formas sintácticas, no se ajustan a la idea que tiene esta colección." Roberto quedó paralizado, tomó el original y se marchó furioso. (...) Su amigo, el poeta Conrado Nalé Roxlo era muy buen amigo de Ricardo Güiraldes y deseaba profundamente que Arlt lo conociera. (...) El joven Arlt estaba convencido de que su novela debía ser leída por una mente abierta a los cambios, de manera que en un primer momento el acercamiento a Güiraldes le resultó dudoso. Una tarde de 1925, los dos amigos se encaminaron hacia el departamento del autor de Don Segundo Sombra, en la Avenida Diagonal Norte. Güiraldes los recibió amistosamente (...) la personalidad inquieta y juvenil de Arlt despertó todo el interés de Güiraldes. -Yo escribí una novela y me gustaría leérsela. -Pero con muchísimo gusto, ¿por qué no se viene el jueves a esta hora y nos sentamos a tomar un café? Al siguiente jueves, Roberto estaba de pie en la puerta del departamento de don Ricardo y minutos después empezó a leer. Arlt miraba de reojo y no encontraba complicidad posible; una vez leídas las dos primeras páginas levantó la vista y miró a Adelina del Carril, esposa de Güiraldes, que en el fondo de la sala acomodaba un jarrón. La mujer comprendió inmediatamente la interrupción, hizo una ligera inclinación de cabeza y salió del cuarto. Arlt terminó de leer, acomodó los papeles y esperó algunas palabras de este hombre de campo, amable y sobrio: -Es una muy buena novela, me gustaría poder publicarla en Proa (del grupo Florida) -Naturalmente, respondió Roberto. Güiraldes, con los originales de la novela en su escritorio, leyó algunas páginas, retrocedió, retomó un fragmento y finalmente le comentó a Roberto: -Creo firmemente que usted debería modificar el título de su novela(...) fíjese, La vida puerca es un nombre demasiado escéptico, a mí me parece que podría usted colocarle el nombre de El juguete rabioso, que en definitiva es como La vida puerca pero le otorga un poco más de brillo. No es lo mismo una vida desdichada desde el principio que un juguete, como es la vida, a la manera de Calderón de la Barca, y además, rabioso y enojado. (...) Por desgracia, Proa se mostró reacia por problemas económicos pero le ofrecieron la novela para que publicara dos capítulos, entre ellos, uno que no formó finalmente parte de la novela, "El poeta parroquial". Finalmente, Güiraldes le recomienda que se presente al concurso que promovía la Editorial Latina, en el que gana el primer premio. Arlt incluyó en el libro una dedicatoria: "Todo aquel que pueda estar junto a usted sentirá la imperiosa necesidad de quererlo. Y le agasajarán a usted y a falta de algo más hermoso le ofrecerán palabras. Por eso yo le dedico este libro." Roberto había pasado el día en la imprenta esperando ver El juguete rabioso, faltaba solamente el pegado de las tapas. Apenas tuvo un par de ejemplares en la mano, quiso que Güiraldes tuviera un ejemplar, el primero que saliera de la imprenta. Así fue como salió casi corriendo rumbo a la casa del maestro y le dio la novela. Aquel supuesto dandy de Areco se emocionó al leer la dedicatoria impresa en el libro, a la que Arlt había agregado de puño y letra: "Quisiera profundamente brindarle algo más que estas líneas porque yo he aprendido de usted una gran lección de vida. Roberto Arlt." ------------------------------------------------- Acerca del idioma, una preocupación constante para la intelectualidad argentina en relación con la constante afluencia de inmigrantes de variadas lenguas: "Los pueblos bestias se perpetúan en su idioma, no teniendo ideas nuevas o giros extraños; pero en cambio, los pueblos que como el nuestro están en una constante evolución, sacan palabras de todos los ángulos, palabras que indignan a los profesores, como lo indigna a un profesor de boxeo europeo el hecho inconcebible de que un muchacho que boxea mal le rompa el alma a un alumno suyo que técnicamente es un perfecto pugilista."

EL JUGUETE RABIOSO-INTRODUCCIÓN-2- LECTURAS DE ARLT




Algunas imágenes referentes a la literatura consumida por Silvio Astier y a los autores mencionados en El juguete...El que tenga que exponer este tema busque en alguna enciclopedia en papel o virtual, información sobre tres de los autores/obras/personajes mencionados: época, algunas obras significativas si se trata de un autor, y un breve resumen-comentario de alguna de ellas (cuando se menciona la obra en vez del autor es porque aquélla resulta más conocida que éste).

Rocambole (y una relación con Los Redondos de paso):































































































Dostoievsky
















José María Hinojosa, el Tempranillo











































Genoveva de Brabante




















Baudelaire





















EL JUGUETE RABIOSO- INTRODUCCIÓN -3- - Arlt periodista y sus "Aguafuertes"

El juguete rabioso 7: Algunas "Aguafuertes":

























YO NO TENGO LA CULPA

Yo siempre que me ocupo de cartas de lectores, suelo admitir que se me hacen algunos elogios. Pues bien, hoy he recibido una carta en la que no se me elogia. Su autora, que debe ser una respetable anciana, me dice:
"Usted era muy pibe cuando yo conocía a sus padres, y ya sé quién es usted a través de su Arlt".
Es decir, que supone que yo no soy Roberto Arlt. Cosa que me está alarmando, o haciendo pensar en la necesidad de buscar un pseudónimo, pues ya el otro día recibí una carta de un lector de Martínez, que me pre­guntaba:
"Dígame, ¿usted no es el señor Roberto Giusti, el concejal del Parti­do Socialista Independiente?"
Ahora bien, con el debido respeto por el concejal independien­te, manifiesto que no; que yo no soy ni puedo ser Roberto Giusti, a lo más soy su tocayo, y más aún: si yo fuera concejal de un par­tido, de ningún modo escribiría notas, sino que me dedicaría a dor­mir truculentas siestas y a "acomodarme" con todos los que tuvie­ran necesidad de un voto para hacer aprobar una ordenanza que les diera millones.
Y otras personas también ya me han preguntado: "¿Dígame, ese Arlt no es pseudónimo?".
Y ustedes comprenden que no es cosa agradable andar demostrán­dole a la gente que una vocal y tres consonantes pueden ser un ape­llido.
Yo no tengo la culpa que un señor ancestral, nacido vaya a saber en qué remota aldea de Germanía o Prusia, se llamara Arlt. No, yo no tengo la culpa.
Tampoco puedo argüir que soy pariente de William Hart, co­mo me preguntaba una lectora que le daba por la fotogenia y sus astros; mas tampoco me agrada que le pongan sambenitos a mi ape­llido, y le anden buscando tres pies. ¿No es, acaso, un apellido ele­gante, sustancioso, digno de un conde o de un barón? ¿No es un apellido digno de figurar en chapita de bronce en una locomotora o en una de esas máquinas raras, que ostentan el agregado de "Máquina polifacética de Arlt"?
Bien: me agradaría a mí llamarme Ramón González o Justo Pérez. Nadie dudaría, entonces, de mi origen humano. Y no me preguntarían si soy Roberto Giusti, o ninguna lectora me escribiría, con mefistofélica sonrisa de máquina de escribir: "Ya sé quién es usted a través de su Arlt". Ya en la escuela, donde para dicha mía me expulsaban a cada mo­mento, mi apellido comenzaba por darle dolor de cabeza a las directoras y maestras. Cuando mi madre me llevaba a inscribir a un grado, la direc­tora, torciendo la nariz, levantaba la cabeza, y decía:
-¿Cómo se escribe "eso"?
Mi madre, sin indignarse, volvía a dictar mi apellido. Entonces la directora, humanizándose, pues se encontraba ante un enigma, exclama­ba:
-¡Qué apellido más raro! ¿De qué país es?
-Alemán.
-¡Ah! Muy bien, muy bien. Yo soy gran admiradora del kaiser -agregaba la señorita. (¿Por qué todas las directoras serán "señoritas"?) En el grado comenzaba nuevamente el vía crucis. El maestro, exami­nándome, de mal talante, al llegar en la lista a mi nombre, decía: -Oiga usted, ¿cómo se pronuncia "eso"? ("Eso" era mi apellido.) Entonces, satisfecho de ponerlo en un apuro al pedagogo, le dicta­ba:
-Arlt, cargando la voz en la ele.
Y mi apellido, una vez aprendido, tuvo la virtud de quedarse en la memoria de todos los que lo pronunciaron, porque no ocurría barbari­dad en el grado que inmediatamente no dijera el maestro:
-Debe ser Arlt.
Como ven ustedes, le había gustado el apellido y su musicalidad.
Y a consecuencia de la musicalidad y poesía de mi apellido, me echa­ban de los grados con una frecuencia alarmante. Y si mi madre iba a re­clamar, antes de hablar, el director le decía:
-Usted es la madre de Arlt. No; no señora. Su chico es insoporta­ble.
Y yo no era insoportable. Lo juro. El insoportable era el apellido. Y a consecuencia de él, mi progenitor me zurró numerosas veces la bada­na.
Está escrito en la Cábala: "Tanto es arriba como abajo". Y yo creo que los cabalistas tuvieron razón. Tanto es antes como ahora. Y los líos que suscitaba mi apellido, cuando yo era un párvulo angelical, se produ­cen ahora que tengo barbas y "veintiocho septiembres", como dice la que sabe quién soy yo "a través de su Arlt".
Y a mí, me revienta esto.
Me revienta porque tengo el mal gusto de estar encantadísimo con ser Roberto Arlt. Cierto es que preferiría llamarme Pierpont Morgan o Henry Ford o Edison o cualquier otro "eso", de esos; pero en la material imposibilidad de transformarme a mi gusto, opto por acostumbrarme a mi apellido y cavilar, a veces, quién fue el primer Arlt de una aldea de Germanía o de Prusia, y me digo: ¡Qué barbaridad habrá hecho ese ante­pasado ancestral para que lo llamaran Arlt! O, ¿quién fue el ciudadano, burgomaestre, alcalde o portaestandarte de una corporación burguesa, que se le ocurrió designarlo con estas inexpresivas cuatro letras a un se­ñor que debía gastar barbas hasta la cintura y un rostro surcado de arru­gas gruesas como culebras?
Mas en la imposibilidad de aclarar estos misterios, he acabado por resignarme y aceptar que yo soy Arlt, de aquí hasta que me muera; cosa desagradable, pero irremediable. Y siendo Arlt no puedo ser Roberto Gius­ti, como me preguntaba un lector de Martínez, ni tampoco un anciano, como supone la simpática lectora que a los veinte años conoció a mis pa­dres, cuando yo "era muy pibe". Esto me tienta a decirle: "Dios le dé cien años más, señora; pero yo no soy el que usted supone".
En cuanto a llamarme así, insisto: Yo no tengo la culpa.














LA TERRIBLE SINCERIDAD
Me escribe un lector:
"Le ruego me conteste, muy seriamente, de qué forma debe uno vi­vir para ser feliz."
Estimado señor: Si yo pudiera contestarle, seria o humorísticamente, de qué modo debe vivirse para ser feliz, en vez de estar pergeñando notas, sería, quizá, el hombre más rico de la tierra, vendiendo, únicamente a diez centavos, la fórmula para vivir dichoso. Ya ve qué disparate me pregunta.
Creo que hay una forma de vivir en relación con los semejantes y consigo mismo, que si no concede la felicidad, le proporciona al indivi­duo que la practica una especie de poder mágico de dominio sobre sus semejantes: es la sinceridad.
Ser sincero con todos, y más todavía consigo mismo, aunque se per­judique. Aunque se rompa el alma contra el obstáculo. Aunque se quede solo, aislado y sangrando. Esta no es una fórmula para vivir feliz; creo que no, pero sí lo es para tener fuerzas y examinar el contenido de la vi­da, cuyas apariencias nos marean y engañan de continuo.
No mire lo que hacen los demás. No se le importe un pepino de lo . que opine el prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, so­bre el bien y sobre el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio ' entonces. Fuerte a pesar de todos y contra todos. No importe que la pena lo haga dar de cabeza contra una pared. Interróguese siempre, en el peor minuto de su vida, lo siguiente:
-¿Soy sincero conmigo mismo?
Y si el corazón le dice que sí, y tiene que tirarse a un pozo, tírese con confianza. Siendo sincero no se va a matar. Esté segurísimo de eso. No se va a matar, porque no se puede matar. La vida, la misteriosa vida que rige nuestra existencia, impedirá que usted se mate tirándose al pozo La vida, providencialmente, colocará, un metro antes de que usted llegue al fondo, un calvo donde se engancharán sus ropas, y... usted se salvará.
Me dirá usted: "¿Y si los otros no comprenden que soy sincero?" ¡Qué se le importa a usted de los otros! La tierra y la vida tienen tantos caminos con alturas distintas, que nadie puede ver a más distancia de la que dan sus ojos. Aunque suba a una montaña, no verá un centímetro, más lejos de lo que le permita su vista. Pero, escúcheme bien: el día en que los que lo rodean se den cuenta de que usted va por un camino no trillado, pero que marcha guiado por la sinceridad, ese día lo mirarán con asombro, luego con curiosidad. Y el día en que usted, con la fuerza de su sinceridad, les demuestre cuántos poderes tiene entre sus manos, ese día serán sus esclavos espirituales, créalo.
Me dirá usted: "¿Y si me equivoco?". No tiene importancia. Uno se equivoca cuando tiene que equivocarse. Ni un minuto antes ni un mi­nuto después. ¿Por qué? Porque así lo ha dispuesto la vida, que es esa fuerza misteriosa. Si usted se ha equivocado sinceramente, lo perdona­rán. O no lo perdonarán. Interesa poco. Usted sigue su camino. Contra viento y marea. Contra todos, si es necesario ir contra todos. Y créame llegará un momento en que usted se sentirá más fuerte, que la vida y la muerte se convertirán en dos juguetes entre sus manos. Así, como suena. Vida. Muerte. Usted va a mirar esa taba que tiene tal reverso, y de una patada la va a tirar lejos de usted. ¿Qué se le importan los nombres, si usted, con su fuerza, está más allá de los nombres?
La sinceridad tiene un doble fondo curioso. No modifica la natura­leza intrínseca del que la practica, y sí le concede una especie de doble vista, sensibilidad curiosa, y que le permite percibir la mentira, y no sólo la mentira, sino los sentimientos del que está a su lado.
Hay una frase de Goethe, respecto a este estado, que vale un Perú. Dice:
"Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás de él".
Es lo que anteriormente le decía.
La sinceridad provoca en el que la practica lealmente, una serie de fuerzas violentas. Estas fuerzas sólo se muestran cuando tiene que pro­ducirse eso de: "Tú que me has metido en este dédalo, tú me sacarás". Y si usted es sincero, va a percibir la voz de estas fuerzas. Ellas lo arrrastra­rán, quizá, a ejecutar actos absurdos. No importa. Usted los realiza. ¿Que se quedará sangrando? ¡Y es claro! Todo cuesta en esta tierra. La vida no regala nada, absolutamente. Todo hay que comprarlo con libras de carne y sangre.
Y de pronto, descubrirá algo que no es la felicidad, sino un equiva­lente a ella. La emoción. La terrible emoción de jugarse la piel y la felici­dad. No en el naipe, sino convirtiéndose usted en una especie de emocio­nado naipe humano que busca la felicidad, desesperadamente, mediante las combinaciones más extraordinarias, más inesperadas. ¿O qué se cree usted? ¿Que es uno de esos multimillonarios norteamericanos, ayer ven­dedores de diarios, más tarde carboneros, luego dueños de circo, y suce­sivamente periodistas, vendedores de automóviles, hasta que un golpe de fortuna lo sitúa en el lugar en que inevitablemente debía estar?
Esos hombres se convirtieron en multimillonarios porque querían ser eso. Con eso sabían que realizaban la felicidad de su vida. Pero piense usted en todo lo que se jugaron para ser felices. Y mientras no se produ­cía lo efectivo, la emoción, que derivaba de cada jugada, los hacía más fuertes. ¿Se da cuenta?
Vea amigo: hágase una base de sinceridad, y sobre esa cuerda floja o tensa, cruce el abismo de la vida, con su verdad en la mano, y va a triunfar. No hay nadie, absolutamente nadie, que pueda hacerlo caer. Y hasta los que hoy le tiran piedras, se acercarán mañana a usted para sonreírle tímidamente. Créalo, amigo: un hombre sincero es tan fuerte que sólo él puede reírse y apiadarse de todo.
SOBRE LA SIMPATIA HUMANA
Usted camina por la calle, y todas las personas son aparentemente iguales. Pero dicha gente se pone en contacto con usted y, de pronto, siente que se desconcierta, que la vida de los prójimos es tan complicada como puede serlo la suya, que de continuo, en todas direcciones, hay espíritus que lanzan a toda hora su S.O.S Escribo esto porque hoy me he queda­do caviloso frente a un montón de cartas que he recibido.
Cuando un autor comienza a recibir cartas, no encuentra diferencia entre una y otra. Todas son cartas. Luego, cuando se acostumbra, esta correspondencia va adquiriendo una faz completamente personal. El autor pierde su vanidad, y en cada carta encuentra un tipo interesante de hom­bre, de mujer, de alma...
Hay lectores, por ejemplo, que le escriben a uno cartas de cuatro, cinco, siete, nueve carillas. Usted se desconcierta. Se dice: ¿Cómo, este hombre se ha molestado en perder tanto tiempo en hablarle a uno por escrito? No se trata de un hombre que escribe por escribir, no. Es un in­dividuo que tienen cosas que decirle, un espíritu que va a través de la vida pensando cosas.
Yo he recibido cartas curiosas. En algunas se me plantean casos te­rribles de conciencia, actitudes a asumir frente a la vida, destinos a cortar o reanudar. En otras cartas sólo he recibido una muestra desinteresada y bellísima de simpatía. Son las que más me han conmovido. Gente que no tenía nada qué decirme en especial, como no fuera la cordialidad con que seguían mi esfuerzo cotidiano. Alguien podrá decirme por qué me preocupa esto. Pero así como yo no puedo dejar de escribir sobre un her­moso libro, tampoco puedo dejar de hablar de gente distante que no co­nozco y que, con pluma ágil a veces, o mano torpe otras, se sienta a escri­birme para enviarme su ayuda espiritual.
He abierto una carta de nueve carillas. El autor ha tardado una hora en escribirla, por lo menos. Me he detenido en la carta de una muchacha, que cada quince días me envía unas líneas. No tendrá nada que hacer, o de qué modo se aburrirá para escribirme sincrónicamente sus pensa­mientos de este modo tan matemático. Rompo el sobre de otra, es una esquela que parece escrita con pincel, letra de hombre que manejaría con más habilidad un martillo o un pincel que la pluma. Me envía sus pala­bras sencillas con una amistad tan fuerte que quisiera estrecharle la ma­no. Luego un fino sobre marrón; un encabezamiento: "Mar del Plata". Me hablan de mi novela; después, dos cartas escritas a máquina; una dac­tilógrafa y un muchacho, ambos deben haber aprovechado un intervalo en la oficina para comunicarse conmigo. Luego, otra con lápiz, luego, otra con un membrete de escritorio comercial, un señor que me propone hacer un distingo sobre dos estados civiles igualmente interesantes...
Y así todos los días, todos los días...
¿Quiénes son estos que le hablan a uno, que le escriben a uno, que durante un momento abandonan, desde cualquier ángulo de la ciudad y la distancia "su no existencia", y con algunas hojas de papel, con algu­nas líneas, le hacen sentir el misterio de la vida, lo ignoto de la distancia?...
¿Con quién habla uno? He aquí el problema. Si a uno no le escribie­ran nunca, quizá existiera esta preocupación: "No le intereso a la gen­te". Pero, estos hombres y mujeres siempre novados; estas cartas, que siempre se le acercan en su casi totalidad a vocearle su simpatía, lo in­quietan a uno. Se experimenta el desconcierto de que numerosos ojos le están mirando, porque siempre que uno ha escrito una carta, y sabe que debe haber llegado, piensa lo siguiente:
"¿Qué habrá dicho de lo que le escribí?"
Efectivamente, uno no sabe qué decir. Un lector me dice: "Le envío la presente por simpatizar con su manera de ser hacia el prójimo". Otro, me pide que me dirija al elemento obrero con mis notas. Otra, hace una parodia de la carta que me fue escrita por el "adolescente que estudiaba lógica", agregando: "dígale al dibujante que reproduzca el diseño que ilustraba esa nota, agregando a las víboras y a los sapos, un puñado de rosas".
De pronto, tengo una sensación agradable. Pienso que todos estos lectores se parecen por la identidad del impulso; pienso que el trabajo li­terario no es inútil, pienso que uno se equivoca cuando sólo ve maldad en sus semejantes, y que la tierra está llena de lindas almas que sólo de­sean mostrarse.
Cada hombre y cada mujer encierra un problema, una realidad espi­ritual que está circunscripta al círculo de sus conocimientos, y a veces ni a eso.
Hasta se me ocurre que podría existir un diario escrito únicamente por lectores; un diario donde cada hombre y cada mujer, pudiera expo­ner sus alegrías, sus desdichas, sus esperanzas.
Otras veces, me pregunto: "¿Cuándo aparecerá, en este país, el escritor que sea para los que leen una especie de centro de relación común?
En Europa existen estos hombres. Un Barbuse, un Frank, provocan este maravilloso y terrible fenómeno de simpatía humana. Hacen que seres, hombres y mujeres, que viven bajo distintos climas, se comprendan en la distancia, porque en el escritor se reconocen iguales; iguales en sus im­pulsos, en sus esperanzas, en sus ideales. Y hasta se llega a esta conclu­sión: un escritor que sea así, no tiene nada que ver con la literatura. Está fuera de la literatura. Pero, en cambio, está con los hombres, y eso es lo necesario; estar en alma con todos, junto a todos. Y entonces se tendrá la gran alegría: saber que no se está solo.
En verdad, quedan muchas cosas hermosas, todavía, sobre la tierra.


El fiacún









Ensalzaré con esmero al benemérito "fiacún". Yo, cronista meditabundo y aburrido, dedicaré todas mis energías a hacer el elogio del "fiacún", a establecer el origen de la "fiaca", y a dejar determinados de modo matemático y preciso los alcances del término. Los futuros académicos argentinos me lo agradecerán, y yo habré tenido el placer de haberme muerto sabiendo que trescientos setenta y un años después me levantarán una estatua. No hay porteño, desde la Boca a Núñez, y desde Núñez a Corrales, que no haya dicho alguna vez: -¡Hoy estoy con "fiaca"!. De ello deducirán seguramente mis asiduos y entusiastas lectores que la "fiaca" expresa la intención de "tirarse a muerto", pero ello es un grave error. Confundir la "fiaca" con el acto de tirarse a muerto es lo mismo que confundir un asno con una cebra o un burro con un caballo. Exactamente lo mismo. Y sin embargo a primera vista parece que no. Pero es así. Sí, señores, es así. Y lo probaré amplia y rotundamente, de tal modo que no quedará duda alguna respecto a mis profundos conocimientos de filología lunfarda. Y no quedarán, porque esta palabra es auténticamente genovesa, es decir, una expresión corriente en el dialecto de la ciudad que tanto detestó el señor Dante Alighieri. La "fiaca" en el dialecto genovés expresa esto: "Desgarro físico originado por la falta de alimentación momentánea". Deseo de no hacer nada. Languidez. Sopor. Ganas de acostarse en una hamaca paraguaya durante un siglo. Deseos de dormir como los durmientes de Efeso durante ciento y pico de años. Sí, todas estas tentaciones son las que expresa la palabra mencionada. Y algunas más.

"La fiaca" por Calé
Comunicábame un distinguido erudito en estas materias, que los genoveses de la Boca cuando observaban que un párvulo bostezaba, decían: "Tiene la "fiaca" encima, tiene". Y de inmediato le recomendaban que comiera, que se alimentara. En la actualidad el gremio de almaceneros está compuesto en su mayoría por comerciantes ibéricos, pero hace quince y veinte años, la profesión del almacenero en Corrales, la Boca, Barracas, era desempeñada por italianos y casi todos ellos oriundos de Génova. En los mercados se observaba el mismo fenómeno. Todos los puesteros, carniceros, verduleros y otros mercaderes provenían de la "bella Italia" y sus dependientes eran muchachos argentinos, pero hijos de italianos. Y el término trascendió. Cruzó la tierra nativa, es decir, la Boca, y fue desparramándose con los repartos por todos los barrios. Lo mismo sucedió con la palabra "manyar" que es la derivación de la perfectamente italiana "mangiar la follia", o sea "darse cuenta". Curioso es el fenómeno, pero auténtico. Tan auténtico que más tarde prosperó este otro término que vale un Perú, y es el siguiente: "Hacer el rostro". ¿A qué no se imaginan ustedes lo que quiere decir "hacer el rostro"? Pues hacer el rostro, en genovés, expresa preparar la salsa con que se condimentarán los tallarines. Nuestros ladrones la han adoptado, y la aplican cuando después de cometer un robo hablan de algo que quedó afuera de la venta por sus condiciones inmejorables. Eso, lo que no pueden vender o utilizar momentáneamente, se llama el "rostro", es decir, la salsa, que equivale a manifestar: lo mejor para después, para cuando haya pasado el peligro. Volvamos con esmero al benemérito "fiacún". Establecido el valor del término, pasaremos a estudiar el sujeto a quien se aplica. Ustedes recordarán haber visto, y sobre todo cuando eran muchachos, a esos robustos ganapanes de quince años, de dos metros de altura, cara colorada como una manzana reineta, pantalones que dejaban descubierta una media tricolor, y medio zonzos y brutos. Esos muchachos era los que en todo juego intervenían para amargar la fiesta, hasta que un "chico", algún pibe bravo, los sopapeaba de lo lindo eliminándolos de la función. Bueno, estos grandotes que no hacían nada, que siempre cruzaban la calle mordiendo un pan y con gesto huído, estos "largos" que se pasaban la mañana sentados en una esquina o en el umbral del despacho de bebidas de un almacén, fueron los primitivos "fiacunes". A ellos se aplicó con singular acierto el término. Pero la fuerza de la costumbre lo hizo correr, y en pocos años el "fiacún" dejó de ser el muchacho grandote que termina por trabajar de carrero, para entrar como calificativo de la situación de todo individuo que se siente con pereza. Y, hoy, el "fiacún" es el hombre que momentáneamente no tiene ganas de trabajar. La palabra no encuadra una actitud definitiva como la de "squenún", sino que tiene una proyección transitoria, y relacionada con este otro acto. En toda oficina pública y privada, donde hay gente respetuosa de nuestro idioma y un empleado ve que su compañero bosteza, inmediatamente le pregunta: -¿Estás con "fiaca"? Aclaración. No debe confundirse este término con el de "tirarse a muerto", pues tirarse a muerto supone premeditación de no hacer algo, mientras que la "fiaca" excluye toda premeditación, elemento constituyente de la alevosía según los juristas. De modo que el "fiacún" al negarse a trabajar no obra con premeditación, sino instintivamente, lo cual lo hace digno de todo respeto.

EL JUGUETE RABIOSO -INTRODUCCIÓN -4- : Judas Iscariote en los relatos evangélicos

























Una mujer unge a Jesús

Referencias versículo 33 Jesús estaba en Betania, en casa de Simón el Leproso. Mientras estaban comiendo, entró una mujer con un frasco precioso como de már mol, lleno de un perfume muy caro, de nardo puro; quebró el cuello del frasco y derramó el perfume sobre la cabeza de Jesús. 4 Entonces algunos se indignaron y decían entre sí: «¿Cómo pudo derrochar es te perfume? 5 Se podría haber ven dido en más de trescientas monedas de plata para ayudar a los pobres.» Y estaban enojados contra ella.
6 Pero Jesús dijo: «Déjenla tranquila. ¿Por qué la molestan? Lo que ha hecho conmigo es una obra buena.
Referencias versículo 77 Siempre tienen a los pobres con ustedes y en cualquier momento podrán ayudarlos, pero a mí no me tendrán siempre. 8 Esta mujer ha hecho lo que tenía que hacer, pues de antemano ha ungido mi cuerpo para la sepultura. Referencias versículo 99 En verdad les digo: dondequiera que se proclame el Evangelio, en todo el mundo, se contará también su gesto y será su gloria.»

Referencias versículo 1010 Entonces Judas Iscariote, uno de los Doce, fue donde los jefes de los sacerdotes para entregarles a Jesús. 11 Se felicitaron por el asunto y prometieron darle dinero. Y Judas comenzó a buscar el momento oportuno para entregarlo.
La Ultima Cena de Jesús

Referencias versículo 1212 El primer día de la fiesta en que se comen los panes sin levadura, cuando se sacrificaba el Cordero Pascual, sus discípulos le dijeron: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la Cena de la Pascua?»

1Sam 10,2
(...)
17 Al atardecer llegó Jesús con los Doce. 18 Y mientras estaban a la mesa comiendo, les dijo: «Les aseguro que uno de ustedes me va a entregar, uno que comparte mi pan.» 19 Ellos se entristecieron mucho al oírle, y empezaron a preguntarle uno a uno: «¿Seré yo?»
Referencias versículo 2020 El les respondió: «Es uno de los Doce, uno que moja su pan en el plato conmigo. 21 El Hijo del Hombre se va, conforme dijeron de él las Escrituras, pero ¡pobre de aquel que entrega al Hijo del Hombre! Sería mucho mejor para él no haber nacido.»
22 Durante la comida Jesús tomó pan, y después de pronunciar la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: «Tomen, esto es mi cuerpo.» 23 Tomó luego una copa, y después de dar gracias, se la entregó y todos bebieron de ella.
Referencias versículo 2424 Y les dijo: «Esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que será derramada por muchos. Referencias versículo 2525 En verdad les digo que no volveré a probar el fruto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios.»
Jesús anuncia la negación de Pedro
26 Después de cantar los himnos se dirigieron al monte de los Olivos.
Referencias versículo 2727 Y Jesús les dijo: «Todos ustedes caerán esta noche, pues dice la Escritura: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas. Referencias versículo 2828 Pero cuando resucite, iré delante de ustedes a Galilea.»
29 Entonces Pedro le dijo: «Aunque todos tropiecen y caigan, yo no.» 30 Jesús le contestó: «En verdad te digo que hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante por segunda vez, me habrás negado tres veces.» 31 Pero él insistía: «Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.» Y todos decían lo mismo.
La agonía de Jesús en Getsemaní
32 Llegaron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí mientras voy a orar.»
Referencias versículo 3333 Y llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan. Comenzó a llenarse de temor y angustia, 34 y les dijo: «Siento en mi alma una tristeza de muerte. Quédense aquí y permanezcan despiertos.»
35 Jesús se adelantó un poco, y cayó en tierra suplicando que, si era posible, no tuviera que pasar por aquella hora.
Referencias versículo 3636 Decía: «Abbá, o sea, Padre, para ti todo es posible, aparta de mí esta copa. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»
37 Volvió y los encontró dormidos. Y dijo a Pedro: «Simón, ¿duermes? ¿De modo que no pudiste permanecer despierto una hora?
Referencias versículo 3838 Estén despiertos y oren para no caer en la tentación; pues el espíritu es animoso, pero la carne es débil.» 39 Y se alejó de nuevo a orar, repitiendo las mismas palabras. 40 Al volver otra vez, los encontró de nuevo dormidos, pues no podían resistir el sueño y no sabían qué decirle.
41 Vino por tercera vez, y les dijo: «Ahora ya pueden dormir y descansar. Está hecho, llegó la hora. El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. 42 ¡Levántense, vámonos!; ya viene el que me va a entregar.»
Prendimiento de Jesús
43 Jesús estaba aún hablando cuando se presentó Judas, uno de los Doce; lo acompañaba un buen grupo de gente con espadas y palos, enviados por los jefes de los sacerdotes, los maestros de la Ley y los jefes judíos. 44 El traidor les había dado esta señal: «Al que yo dé un beso, ése es; deténganlo y llévenlo bien custodiado.»
45 Apenas llegó Judas, se acercó a Jesús y le dijo: «¡Maestro, Maestro!» Y lo besó. 46 Ellos entonces lo tomaron y se lo llevaron arrestado. 47 En ese momento uno de los que estaban con Jesús sacó la espada e hirió al servidor del Sumo Sacerdote cortándole una oreja.
48 Jesús dijo a la gente: «A lo mejor buscan a un ladrón y por eso salieron a detenerme con espadas y palos.
Referencias versículo 4949 ¿Por qué no me detuvieron cuando día tras día estaba entre ustedes enseñando en el Templo? Pero tienen que cumplirse las Escrituras.» Referencias versículo 5050 Y todos los que estaban con Jesús lo abandonaron y huyeron.
(Evangelio según San Marcos, escrito probablemente entre 65 y 75 d. C.)

La muerte de Judas

Referencias versículo 33 Cuando Judas, el traidor, supo que Jesús había sido condenado, se llenó de remordimientos y devolvió las treinta monedas de plata a los jefes de los sacerdotes y a los jefes judíos. 4 Les dijo: «He pecado: he entregado a la muerte a un inocente.» Ellos le contestaron: «¿Qué nos importa eso a nosotros? Es asunto tuyo.» Referencias versículo 55 Entonces él, arrojando las monedas en el Templo, se marchó y fue a ahorcarse.
6 Los jefes de los sacerdotes recogieron las monedas, pero dijeron: «No se puede echar este dinero en el tesoro del Templo, porque es precio de sangre.» 7 Entonces se pusieron de acuerdo para comprar con aquel dinero el Campo del Alfarero y lo destinaron para cementerio de extranjeros. 8 Por eso ese lugar es llamado Campo de Sangre hasta el día de hoy.

Referencias versículo 99 Así se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: Tomaron las treinta monedas de plata, que fue el precio en que lo tasaron los hijos de Israel, 10 y las dieron por el Campo del Alfarero, tal como el Señor me lo ordenó.
(Evangelio según San Mateo, escrito probablemente entre el 64 y el 110 d.C.))