9.5.11

Las cartas que no llegaron-1- Entrevista a Mauricio Rosencof

















PrincipalRADARNOTurismoLibrosFuturoCASHSátira







MAURICIO ROSENCOF, 65 AÑOS, AUTOR CON ELEUTERIO FERNÁNDEZ HUIDOBRO, DE "MEMORIAS DEL CALABOZO"



"Atrapaba los fantasmas antes que ellos me atraparan a mí"










Estuvieron once años y medio aislados, en celdas de dos por uno sin muebles ni objetos. Tenían prohibido hablar, no vieron rostros, ni el cielo, el sol o las estrellas. Pudieron comunicarse con el sistema morse y la primera palabra que se intercambiaron fue "felicidades". Era la Navidad de 1973.

na17fo01.jpg (7226 bytes)










Por Luis Bruschtein




t.gif (67 bytes) "La gente tiende a decir: era tupamaro y ahora es ex tupamaro. Ex tupamaro las pelotas, eso no me lo quita nadie" indicó a Página/12 Mauricio Rosencof, que integró la conducción del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, en Uruguay. Cayó preso en 1972, fue brutalmente torturado y desde 1973 hasta 1985 fue de los nueve rehenes que la dictadura militar uruguaya tenía en celdas individuales, pozos de dos metros por uno. Ocho de los nueve sobrevivieron y ayudaron a reformular el Movimiento, uno de los principales integrantes del Frente Amplio. Rosencof y Eleuterio Fernández Huidobro escribieron su experiencia en esa prisión en el libro Memorias del calabozo, publicado en Buenos Aires por Patzcuaro Editores.



"Un coronel dijo: 'No pudimos matarlos cuando cayeron, los vamos a volver locos'. Uno de los nueve murió allí, dos enloquecieron, secuelas nos han quedado a todos, encerrados, incomunicados, no veíamos un rostro humano, no vimos el sol, no podíamos leer, no podíamos escribir, nos tenían a media ración, nos tenían 'en la punta del obelisco', nos hicimos insectívoros, no nos daban agua, reciclábamos nuestro propio orín, eso durante once años y medio de los trece que estuvimos en cana. Yo no estoy tan seguro de que hayan sido dos solamente los trastornados (sonríe). Cuando esos compañeros recuperaron la libertad, recuperaron también el juicio. A mí hubo un par de cosas que me sirvieron, igual que al Ñato Fernández Huidobro. Redescubrimos el morse y estuvimos diez años a golpe de nudillos en el muro. La primera vez fue en la Navidad del '73. Me pasó un golpe lento y me di cuenta de que me quería pasar un mensaje. Lo interrumpí para arrancar un trozo de reboque para anotar los golpes. Le di la señal de continuar y me pasó el mensaje, calculando que si yo descifraba la primera palabra, podría descifrar la clave: la primera palabra que nos pasamos fue felicidades".



"Durante diez años nos masacramos los nudillos, nos contamos la infancia, chistes, la adolescencia, las novias, hicimos planes revolucionarios para toda América latina y el mundo, sé todo de su vida y él de la mía. También me ayudó mucho escribir la Margarita, eso se escribió bajo tierra, en Paso de los Toros, en unos calabozos donde corrían las ratas. Ratas y milicos. Una vuelta irrumpe en el calabozo un milico. 'Manda preguntar el sargento si usted es el escritor'. Contesté tímidamente bajo la capucha que sí. Entonces dijo: 'Ordena el sargento que le escriba una carta a la novia'. Así encontré el curro. Porque ellos tenían la orden de no comunicarse con nosotros. Empezaron a pedirme un poema, una carta, se pasó la voz. Hacía acrósticos y ellos me pedían 'no me hace un acrílico de ésos'. Un poema valía un huevo duro, un soneto dos cigarros y muchas veces los cambiaba por información. A veces les pedía que me dejaran la mina del bolígrafo y así escribí Las Margaritas. Costaba trepar los minutos todas las horas, las horas todos los días, los días todas las semanas, las semanas todos los meses, los meses todos los años. La realidad tangible no era vivible, vos no podés vivir sin ver un rostro, sin ver el sol o una estrella, sin hablar con nadie, sin leer un libro, comiendo como comíamos, entonces la realidad vivible era la de la fantasía y los recuerdos. Pero tenía sus riesgos, porque podías quedar empantanado que es lo que pasó con los compañeros. A mí me ayudó que era escritor y en vez de dejar que los fantasmas me atraparan, los atrapaba a ellos en una estructura dramática. Bueno, la Margarita salió así".



"Nos trasladaban cada tres meses, parecía la vuelta al Uruguay en calabozo, y cada tanto nos podía visitar la familia. La hija del Ñato había nacido en la cárcel y cada vez que la traían de visita, pobre gurisa, era un alarido. El Ñato me dijo que tenía la intención de pedir que suspendieran la visita porque a la niña le hacía mucho daño. Creía que el padre no tenía manos. Lo traían encapuchado, le sacaban la bolsa delante de ella y con las manos esposadas debajo de la mesa, entonces: papá no tiene manos. Le dije que si cancelaban la visita, ella iba a pensar que no tenía papá. Le dije que tenía que crear un tipo de relación con la chiquilina para que tuviera alguna expectativa para venir. Que la chiquilina viniera a que el papá le cuente un cuento. El Ñato lo pensó y me contestó por el muro: "Sí, pero no sé cuentos". Entonces inventé una novela en episodios. La historia era sobre una niña de cuatro o cinco años que un día se despierta y le dice a la madre: "Mamá, vamos a darles de comer a los pollitos azules", la madre le dice que no hay y que en una casa tan pequeña no cabrían, pero se empiezan a oír los pi—pi de los pollitos. Le pregunta a la abuela, que le dice: "Yo lo único que hice fue leerle a Bambi". Entonces aparece Bambi. Lo que pasa es que se hacen realidad los sueños de la chiquilina, pero esos sueños no caben en un apartamento, como los sueños de un preso no caben en un calabozo. Tenía a Moby Dick en una bañera, porque el sicólogo le había aconsejado una píldora reductora de sueños realizados. Cada vez que la nena venía, le pasaba un capítulo toc—toc, golpeando el muro.



"Nos pasaron al penal de Libertad seis meses antes de liberarnos. Estábamos incomunicados pero podíamos hablar porque nos dejaron de a poco salir a hacer fajina juntos. Cuando salimos hicimos un congreso en un convento franciscano. Raúl (Sendic) estaba muy afectado porque un balazo le había partido la cara, pero estaba muy lúcido porque el programa básico salió de su cabeza. Era el que tenía más visión que todos nosotros. El plantea el no pago de la deuda externa, la reforma constitucional pero con una articulación no sólo política sino también social, el problema de la banca lo elabora Raúl. Los meses que estuvimos en el penal de Libertad, donde se podía leer y recibir alguna información, tratamos de ponernos al día con lo que había pasado. Había que tener mucha idea política con muy poca información externa. Antes, teníamos retazos de información, pedazos de conversaciones que escuchábamos, algo de la radio de los guardias y los cachos de diarios viejos que encontrábamos en el excusado. Estábamos bajo tierra y sin ventilación y allí tenías que hacer un curso para respirar. Además estaba lleno de ratas. De la muerte de Salvador Allende me enteré cuatro años después. De la guerra de Malvinas me enteré porque se escuchaban los parlantes de los milicos. " (fragmento)



En Página 12


















Las cartas que no llegaron- 2: "Auschwitz, memoria para el futuro"

- LAS CARTAS QUE NO LLEGARON, DE MAURICIO ROSENCOF.


Ya que uno de los objetivos de la unidad es analizar cómo aparece trabajada literariamente la memoria, pongo acá un texto sobre la memoria acerca de un episodio histórico que es muy importante en la novela. Notemos de paso que el ejercicio de la memoria y su trabajo literario se tocan con la unidad 1: la memoria, en la novela, aparece defendiendo ciertas ideas y condenando otras, seleccionando algunos recuerdos y omitiendo otros, de modos no explícitos. Fíjense especialmente en la cita acerca del comentario de Theodor Adorno- filósofo, sociólogo y musicólogo alemán-acerca de la relación entre la poesía -pero piensen qué entenderá Adorno por "poesía"-y la experiencia de Auschwitz.

















AUSCHWITZ. MEMORIA PARA EL FUTURO
Por: Mario Eduardo Cohen

Esta semana somos testigos de las distintas actividades de recordación por la liberación de Auschwitz. En la ONU, en los Estados Unidos, en Europa e Israel se están realizando importantes actos conmemorativos. El acto central, a realizarse en el Museo de Auschwitz-Birkeanu, reunirá a varios jefes de estado. A 60 años del fin de la pesadilla y, por primera vez, la recordación de la caída del régimen nazi comienza a ser universal.
En estos últimos años y, llamativamente, en un contexto cada vez más increíblemente adepto al crecimiento del nuevo antisemitismo europeo, ha comenzado a recordarse oficialmente en varios países (Alemania, Gran Bretaña, Italia, Suecia, Dinamarca y ahora España) este día como Día del Memorial del Holocausto. Cada país ha elegido sus propias fechas de recordación, centrándose gran parte en el 27 de enero, día de la liberación de Auschwitz. Dando cuenta de la magnitud de los acontecimientos, hasta el propio Vaticano recordó, en 1998, el Día del Holocausto con un concierto conmemorativo, además de sucederse la creación de nuevos museos e instituciones del mundo dedicados al tema (inclusive en Buenos Aires). Y, como el mejor argumento contra los negadores del Holocausto, en los últimos años la Fundación Shoa de Steven Spielberg ha tomado testimonio fílmico para la posteridad de más de 50.000 sobrevivientes. El Holocausto no es ya sólo un problema de victimarios y víctimas, sino de la humanidad toda.
El tratamiento de estos temas nos sugiere, inmediatamente, una serie de interrogantes sobre los que hay que dar cuenta: ¿Por qué debemos recordar? ¿Por qué la elección de la liberación de Auschwitz y no otro hecho genera este movimiento prácticamente mundial de conmemoración? ¿Guardan estos hechos alguna relación directa con nuestra realidad? ¿Qué saben las nuevas generaciones respecto de una de las mayores matanzas sistemáticamente organizadas por el hombre contra su prójimo de la historia humana? ¿Qué lecciones podemos extraer de estos hechos? ¿Cómo prevenir nuevos holocaustos? ¿Anida en el hombre un germen letal hacia el prójimo?
Los hechos que estamos recordando son los siguientes: el 27 de enero de 1945 las tropas rusas entraron en Auschwitz dando a conocer en el mundo entero el funcionamiento del más terrible campo de la muerte de la historia humana: una gigantesca industria del asesinato masivo.
La liberación de Auschwitz se llevó a cabo en aquel frío y nevado enero cuando los solados rusos avanzaban hacia Berlín por la Polonia ocupada por los nazis. Forzosamente debieron toparse en su camino con la pequeña ciudad polaca menos conocida como Oswiecim y más dada a conocer como Auschwitz, su nombre germanizado. Cuando el viento iba hacia el oriente comenzó a traer un hedor muy especial que, a medida que se acercaban, olía a cadáveres descompuestos. Un hedor que sorprendió y conmovió incluso al más veterano de los soldados, habituados a los campos de batallas. Se estaban acercando al complejo del campo de la muerte de Auschwitz (1).
Cuando se encontraron a menor distancia, ante sus ojos se abrió un espectáculo de pesadilla al divisar los alambres de púas y un cartel con una insólita leyenda: Arbeit Macht Frei (En alemán, "el trabajo libera"). Inmediatamente comenzaron a acercarse los prisioneros, harapientos, esqueléticos, enfermos, muy cercanos a la muerte y con los rostros abatidos surcados por el llanto y el dolor. En sus bocas apenas se dibujaba una pequeña sonrisa fruto de la esperanza renacida. Algunos de los más experimentados soldados rusos no pudieron contener sus lágrimas. Los liberados constituían apenas un pequeño remanente que habían dejado los nazis pues habían huido llevando consigo a los más sanos en la llamada "caravana de la muerte"(2).
Ante el arrollador avance del ejército soviético los nazis habían tratado, de borrar toda evidencia de la masacre. Sus intentos fueron vanos: los rusos se adelantaron y encontraron en esta verdadera antesala del infierno a dos mil cadáveres sin enterrar, pilas inmensas de ropa, millares de anteojos, montones de cabellos humanos e inmensos pilones de zapatos.
La lectura de un solo relato, posterior a los hechos, la del soldado de la SS Boek, nos da una dimensión de la tragedia de los muertos por inhalación de gas: "Había una señal de desinfección. Abrían la puerta, arrojaban a los niños y adultos al interior y cerraban. Se oía un terrible grito. Un miembro de las SS subía al tejado (y colocaba el Zyklon B). La gente seguía gritando durante unos diez minutos. Luego los prisioneros abrían las puertas. Se cargaban los cuerpos en un vagón y se llevaban a una fosa. La siguiente tanda estaba en ese momento aún desnudándose en los barracones. Después de esto no pude mirar a mi esposa en cuatro semanas".
Luego de un tiempo se fue revelando la verdad. En poco más de cuatro años se realizó en Auschwitz la matanza industrializada de más de un millón de personas, en su mayoría judíos europeos. También fueron exterminados patriotas polacos, rusos, gitanos, testigos de Jehová, homosexuales y demás opositores a la ideología nazi.
LOS NUNCA ANTES
A partir de ese día de enero de 1945, la pronunciación del nombre Auschwitz sería el sinónimo fiel de la más oscura noche de la historia. Cuando se lo recuerda, inmediatamente surgen hechos que nunca antes habían ocurrido y que lo diferencian de la historia previa:
- Nunca antes un Estado organizado programó y ejecutó una política racista basada en el exterminio físico de minorías. Los nazis construyeron conscientemente y sin arrepentimiento esta industria de la muerte cuyo mayor centro fue este campo. Auschwitz es un símbolo del crimen contra la humanidad realizado contra inocentes despojados de todo derecho y dignidad.
- Nunca antes como en Auschwitz se utilizaron "métodos y eficiencia industrial" para la matanza masiva de población civil indefensa.
- Nunca antes se había construido un campo del tamaño de Auschwitz–Birkenau con capacidad para 250.000 prisioneros esclavizados (y luego llevados a la muerte).
- Nunca antes se utilizó el gas Zyklon B para la matanza masiva de bebés, niños, mujeres, hombres y ancianos.
- Nunca antes fueron utilizados experimentos médicos sobre miles de personas vivas.
- Nunca antes hubo un método para no dejar rastros de los asesinatos y deshacerse inmediatamente de los cadáveres de las víctimas en crematorios masivos.
- Nunca antes existió un método para la utilización industrial (y comercial) de partes de cuerpo humano de las víctimas, cuyo destino fue la fabricación de jabones, colchones y abonos.
- Nunca antes se explotó tan vilmente el trabajo esclavo (en las fábricas cercanas a Auschwitz) y se llevó a tal extremo el robo organizado por el Estado de ropa, propiedades, obras de arte, joyas.
- Nunca antes la propaganda llegó a confundir tanto a víctima y a los propios victimarios. Los prisioneros creían que eran conducidos a campos de trabajo. Los nazis tergiversaron el lenguaje. Campo de concentración era realmente campo de genocidio. Solución final realmente significaba asesinato total.
Auschwitz, si bien fue el más grande campo de la muerte, no fue el único. En otros campos y por los más diversos métodos se llevó a cabo una matanza indiscriminada de los judíos europeos (entre otras minorías). Por todo lo expresado, no hay dudas de que se trató del hecho más trágico de la historia de la humanidad. Una rígida y planificada determinación de borrar de la faz de la Tierra a bebés, ancianos, mujeres, niños y hombres por la sola condición de pertenecer a un determinado pueblo, el judío; la más desarrollada y sofisticada tecnología convertida en apabullante máquina de matar y al servicio de una sistemática eliminación de la población civil. Un hecho que se conoce como Holocausto judío (3).
Sintetiza al respecto el investigador italiano Enzo Traverso su visión del Holocausto: "el genocidio judío es único en la historia por haber sido perpetrado con el objetivo de una remodelación biológica de la humanidad, el único completamente carente de una naturaleza instrumental, el único en que el exterminio de víctimas no era un medio, sino un fin en sí mismo".
LA MEMORIA
Para que no se repitan holocaustos contra cualquier minoría, los seres humanos disponemos de una potente herramienta: la memoria.
Bien escribe Elías Canetti -Premio Nobel de Literatura- que "...la humanidad sólo está indefensa allí donde carece de memoria...", mientras que el célebre cineasta Luis Buñuel afirmó categóricamente: "...sin memoria no hay posibilidad de inteligencia alguna en el presente, ya que ella es el inmenso espacio del pensamiento de donde surgen los grandes signos de la vida...". En cierta medida nosotros manejamos nuestra propia memoria. "Lo que ha sido no tiene en el ser sino el lugar que le damos", escribió Alain Finkielkraut. La memoria no es sólo un recuerdo del pasado sino una proyección al futuro. El Premio Nóbel Elie Wiesel, sobreviviente de Auschwitz asegura que "una memoria que no tomase en cuenta el futuro violaría el legado del pasado". Para Wiesel, el mandato de la memoria luego de Auschwitz se divide en sus tres partes: primera, no olvidar, segunda, recordar y tercera, hacer recordar.
En el Holocausto, decía Elie Wiesel, no sólo murió el judío, sino también el hombre y la humanidad.
Y esa memoria incluye la responsabilidad de ser activos, de adquirir suficiente poder como para defender la dignidad y la responsabilidad para la solidaridad.
LAS ENSEÑANZAS DEL HOLOCAUSTO
Es interesante la polémica sobre Auschwitz que se desató entre el filósofo Teodor Adorno (ya fallecido) y Kertesz. Para Adorno, Auschwitz implica un quiebre, una ruptura en la tradición de la cultura occidental. Con Auschwitz el desastre ya ocurrió. Esto es, no sólo fue posible sino que ya ocurrió. A partir de ahora nuestra tarea como seres humanos es evitar que Auschwitz vuelva a ocurrir. Para el premio Nobel de literatura Imre Kertesz "El verdadero problema de Auschwitz es que ocurrió, y es algo que no podemos cambiar ni con la mejor ni con la peor voluntad". Kertesz lo ve especialmente como un hecho centrado en el pasado. Adorno señala que "luego de Auschwitz no puede haber poesía "(dado que no hay posibilidad de simbolizar el horror). Kertesz (que estuvo en este campo) le respondió varios años después que luego de Auschwitz "sólo queda la poesía, sólo queda resistir con palabras ciertas"
Agrega Adorno: "La exigencia de que Auschwitz no se repita es la primera de todas las que hay que replantear en la educación". Enseñar el Holocausto y con esto arribar a la conclusión terminante del ¡Nunca más! implica la adquisición de un seguro contra cualquier forma futura de insanía colectiva que pueda emerger. Es necesaria la creación de una coraza que proteja a la humanidad contra la discriminación, el fanatismo y la intolerancia.
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo", enseña la Biblia. Del Holocausto debemos aprender que el conocimiento técnico alejado de los valores y los principios morales, puede servir para transformar en pesadilla la existencia humana. Que ninguna guerra termina con las guerras, que la maldad siempre tiene nuevos límites por superar y que es ineludible ponerse en guardia frente al resurgimiento de las más bajas pasiones humanas.
Pero una de las mayores lecciones del Holocausto es que no es suficiente disponer de Justicia para la vida en sociedad, sino que es esencial la fortaleza para defenderla en todo momento y rebelarse ante cualquier forma de dictadura o tiranía.
Agrega Wiesel: "Hemos aprendido algunas lecciones, que todos somos responsables y que la indiferencia es un pecado y merece un castigo. Hemos aprendido que cuando la gente sufre no podemos ser indiferentes".
El de la temática del Holocausto en la opinión pública debe ser central. Recordar lo ocurrido en forma pública y privada será la mejor forma de conmemorar el sexagésimo aniversario de la liberación de Auschwitz. El mandamiento actual y futuro es no ser indiferente ante ningún proyecto genocida. No permitir la aniquilación física de otros seres humanos y no permitir la desaparición de la memoria de las víctimas.
Para Finkielkraut, lo aberrante de la ideología nazi se expresa por el desprecio por el otro. "Sobre las ruinas de la conciencia quisieron (los nazis) implantar un hombre nuevo. Un hombre liberado del sentimiento de unidad de la especie humana, un hombre que, en nombre de la raza, repudiara la idea misma de humanidad y que, de esta manera, estuviera eximido de toda obligación para con las otras razas, para con los otros hombres...".
El Papa Juan Pablo II, también reflexionó sobre el tema, señalando al respecto que "Auschwitz, quizá el símbolo más elocuente del Holocausto del pueblo judío, muestra hasta dónde puede llevar a una nación un sistema construido sobre premisas de odio racial o de afán de dominio. Auschwitz no cesa de amonestarnos, aún en nuestros días, recordando que el antisemitismo es un gran pecado contra la humanidad; que todo odio racial acaba inevitablemente por llevar a la conculcación de la divinidad humana.
El horror del Holocausto ha dejado en claro que la condición humana no nos es dada, sino que se trata de un ideal a alcanzar en cada día de nuestra vida y sólo a partir de considerar al prójimo como a nuestro hermano.
Si aprendemos la lección de la historia, los mártires no habrán muerto en vano.
(*) El autor es presidente del Centro de Investigación y Difusión de la Cultura Sefardí. CIDICSEF
Su último libro "América Colonial Judía" se está traduciendo al inglés.
(1) En este artículo cuando nos referimos al Campo de Auschwitz lo hacemos en sentido amplio, incluyendo el llamado Auschwitz I, edificado en 1940; el gigantesco Auschwitz II o Birkenau, de 1941, el Auschwitz III o Monowitz de 1942 y una treintena de campos adyacentes.
(2) Los que fueron parte de esta terrible caravana de la muerte, no suelen hablar de liberación sino de finalización de Auschwitz.
(3) Dado el uso todavía generalizado de la palabra Holocausto (del griego "sacrificio por el fuego") la seguimos utilizando en este artículo, aunque creemos que Shoá (= destrucción total, en hebreo), en coincidencia con los investigadores, es el término más apropiado para los acontecimientos que estamos describiendo.


El texto está tomado de acá
--------------------------------------------------------------------------------------
Irena Sendler, "la madre de los niños del Holocausto"

http://www.elmundo.es/elmundo/2008/05/12/obituarios/1210585896.html

Las cartas que no llegaron-3: contexto histórico


SÍNTESIS DE LA HISTORIA URUGUAYA EN EL SIGLO XX.


La fuente, acá. Noten los paralelismos en el orden político, económico, social, con la historia de Argentina.


URUGUAY SIGLO XX
En la historia del Uruguay en el siglo XX se distinguen cuatro etapas:
la consolidación de la democracia política, la reforma social y la prosperidad económica (1903-1930); la crisis económica y política y la restauración democrática (1930- 1958); el estancamiento económico, la atomización de los partidos políticos tradicionales, el crecimiento de la izquierda, y la dictadura militar (1959-1985); y por fin la restauración democrática y la entrada del Uruguay al Mercosur (1985-).
La primera etapa es fundacional y parece clave para explicar algunas de las características y la mentalidad dominantes en el país hasta muy avanzado el siglo.
La figura de José Batlle y Ordoñez (1856-1929) domina políticamente este período.
Presidente en dos oportunidades (1903-1907), (1911-1915), signo con sus ideas y a la vez expresó la sociedad de clases medias que estaba naciendo al amparo de la prosperidad económica y la facilidad del ascenso social.
La economía vio aparecer nuevas formas industriales que valorizaron plenamente la producción de carnes al refrigerardas y venderlas a Europa (el primer frigorífico es de 1905), lo que tuvo consecuencias políticas pues alejó definitivamente el fantasma de las viejas guerras civiles entre blancos y colorados ya que los estancieros se oponían ahora a ellas por destructoras de bienes con valor de mercado.
La intervención estatal comenzó. La gestión financiera del Estado (Banco de la República, 1896 y Banco Hipotecario, 1912), comercial (Banco de Seguros, 1911), e industrial (energía eléctrica y teléfonos, 1912, combustibles y petróleo, 1931), se constituyó en un elemento definitorio de la relación entre sociedad civil y Estado en todo el siglo XX.
La democracia política, obra, en la que sobresalió más la oposición política que el partido colorado en el gobierno, se afianzó con el logro del voto secreto y la representación proporcional establecidos en la Constitución de 1917, la pureza electoral garantizada por las leyes de 1924, y una atmósfera de tolerancia fundada en parte en la imposibilidad tanto de las personalidades políticas como de los partidos en que se dividía la opinión , de hegemonizar a la opinión pública.
En lo social, el Uruguay vivió una época de legislacion del trabajo, protectora de los obreros y otros sectores populares (la ley de 8 horas fue aprobada en 1915) y de garantías para el retiro de los trabajadores establecidas por diferentes leyes que fundaron Cajas de Jubilaciones para casi todos los oficios en los años 20.
Demográficamente el país, que contaba con 1.042.000 habitantes según el Censo realizado en 1908, apenas duplicó su población en 1930, estimada en 1.900.000. El descenso de la tasa de mortalidad fue muy significativo y se debió sobre todo al avance del nivel de vida de la población y a las medidas higiénicas que el gobierno adoptó. (...)
La difusión de la cultura (la tasa de analfabetismo también descendió y se expandió la Enseñanza Secundaria en el interior del país), la fácil recepción de los modelos demográficos europeos por una población de origen inmigratorios, la mentalidad prudente de las dominantes clases medias, todo ello explica que en 1930 el Uruguay tuviera de sí mismo la imagen de un país moderno, europeizado y escasamente latinoamericano. Un dato más contribuía a acentuar esta imagen: la cultura y la enseñanza se habían secularizado y la influencia de la Iglesia Católica era escasa al grado de que sin mayores repercusiones sociales, ni políticas el Estado y la Iglesia se separaron por la Constitución de 1917.
La ley de divorcio por causal, la primera aprobada, fue en 1907 y la mujer obtuvo en 1913 la ley de divorcio "por su sola voluntad". En 1932 logró el derecho al sufragio.
La crisis económica mundial iniciada en 1929 en Estados Unidos, repercutió en el Uruguay a partir de 1930-31. El descenso del precio de las materias primas y alimentos que el Uruguay exportaba, y las restricciones del comercio internacional, generaron aumento de la desocupación y caída del ingreso.
La lucha por la distribución del mismo se acentuó entre los grupos sociales y el reformismo social batllista fue enjuiciado duramente por ineficaz y populista por las gremiales de estancieros y comerciantes que criticaban el peso impositivo de un Estado que no controlaban.
El Presidente de la República electo en 1931, Gabriel Terra, oyó estas demandas de las clases altas y con el apoyo de algunas fracciones de los dos partidos tradicionales dio un golpe de Estado el 31 de marzo de 1933, disolviendo el Poder Legislativo y la parte colegiada del Poder Ejecutivo, el Consejo Nacional de Administración.
Este golpe y el gobierno resultante, de Terra, hasta 1938, aunque represor del movimiento obrero y los partidos de izquierda y "progresistas", y desconocedor en muchos planos, de los derechos individuales, demostró también la originalidad de la historia uruguaya. El golpe había sido protagonizado por un presidente civil y dado con la aprobación del ejército pero sin su intervención directa, había contado con el apoyo de arte de los partidos políticos tradicionales y además, procurado la legitimación inmediata de las urnas convocando a elecciones ya en 1933.
La lenta recuperación de la economía mundial, el peso en la sociedad toda de las tradiciones democráticas, y el alineamiento del Uruguay con los Aliados enemigos del nazi-fascismo en la II Guerra Mundial (1939-45), determinaron la recuperación plena de la vida institucional democrática con las elecciones de noviembre de 1942 en las que fue electo presidente Juan José de Amézaga (1943-1947).
Bajo el gobierno de Luis Batlle Berres (1947-1951), la prosperidad económica se consolidó por los crecientes beneficios que deparó a las exportaciones uruguayas la guerra de Corea (1950-1953). En 1952 se adoptó una nueva Constitución que implantó una estructura colegiada de nueve miembros para el Poder Ejecutivo, seis de ellos para el partido mayoritario y tres para el que le siguiera en votos.
La intervención del Estado en la economía recibió un nuevo impulso con la nacionalizacion de las empresas británicas (ferrocarriles y aguas corrientes, 1949). En realidad, Gran Bretaña pagó de esa manera al Uruguay la deuda que había contraído por el suministro de carnes uruguayas durante la II Guerra Mundial.
La prosperidad económica y el impulso del gobierno de este segundo batllismo consolidaron un vigoroso crecimiento de la industria de sustitución de importaciones y el número de obreros aumento con espectacularidad.
Otra vez, el país de los años 50 parecía recordar al de los años 20. El desarrollo cultural era muy importante y el analfabetismo tendía a desaparecer. Desde el gobierno se insistía en que el Uruguay era la Suiza de América, tanto por la continuidad de su democracia, como por la fuerza de su clase media y hasta por el Ejecutivo Colegiado que lo regía.
La tercera etapa de la historia del Uruguay en el siglo XX (1959- 1985), estuvo caracterizada por la crisis y el estancamiento económico y, en sus años finales (1973-1985), por la caída de las instituciones democráticas y la instalación de una dictadura militar, aparentemente insólita, observadas las características de la historia de la larga duración en el Uruguay, pero reveladora de la gravedad de la situación.
Las modificaciones de la economía mundial, en especial la formación del Mercado Común Europeo (1957) y la sustitución de la hegemonía británica por la estadounidense en América Latina, dejaron a las producciones exportables uruguayas a la deriva. El país, por ejemplo, dependía financieramente de una nación (EEUU.) con una economía competitiva y no complementaria de la suya, mientras su tradicional mercado europeo se cerraba a sus carnes. El estancamiento de la ganadería y el fin del proceso de industrialización, completaron el panorama negativo que se tradujo en una disminución permanente del ingreso.
Los diversos sectores sociales, los sindicatos obreros y de empleados públicos, y las gremiales empresariales, lucharon entre sí por la distribución de una riqueza cada día menor en medio de una inflación que nada parecía detener.
Los partidos tradicionales se alternaron en el poder (gobiernos blancos de 1959 a 1967 y colorados de 1967 a 1973) y se fraccionaron. La izquierda se unificó y surgió así el Frente Amplio en 1971. El gobierno de Jorge Pacheco Areco (1967-1972) funcionó ya dentro de esquemas autoritarios pues decretó la suspensión de las garantías individuales casi durante todo su mandato y, del otro lado, ciertos sectores de la izquierda con el Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros) a la cabeza, también descreyeron del sistema democrático impulsando la lucha armada.
El proceso de deterioro de las instituciones fue vivido dramáticamente por una sociedad que sólo con lentitud dejó de tener fe en ellas, y culminó con el Golpe de Estado que las Fuerzas Armadas protagonizaron el 27 de junio de 1973, disolviendo las cámaras legislativas y asumiendo, bajo la cobertura del presidente civil Juan María Bordaberry (1972-1976), la totalidad del poder público hasta febrero de 1985.
Los 12 años de la dictadura militar estuvieron signados por la represión de todas las fuerzas políticas, particularmente dura con las de izquierda, por el encarcelamiento de todos los dirigentes sindicales y la prohibición de la actividad gremial a obreros y empleados, y por la expulsión de los funcionarios públicos, especialmente los docentes, sospechosos de cualquier inclinacion izquierdista.
Desde el punto de vista económico, el gobierno militar, asesorado por técnicos de ideas neoliberales, procedió a cierta apertura de la economía al exterior, procurando atraer al capital extranjero y limitar la intervención del Estado. El deterioro del salario real tuvo consecuencias imprevistas en un gobierno conservador ya que forzó la entrada masiva de la mujer al mercado del trabajo fuera del hogar, estrategia familiar de sobrevivencia que adoptaron los sectores populares y la clase media.
Las resistencias de la sociedad al régimen militar tuvieron su expresión más clara en el rechazo de la Constitución autoritaria que el gobierno promovía, ocurrido en el plebiscito del 30 de noviembre de 1980 cuando "el NO" recogió el 57,2% del total de sufragios, y eso en medio de una censura militar casi completa de los medios de comunicación.
La crisis financiera y económica de 1982, que aceleró la inflación y sobre todo la desocupación, y esas resistencias sociales aludidas, que también condujeron a la reorganización del movimiento sindical, llevaron a los militares a ceder el poder a la sociedad civil, aunque con ciertas limitaciones, de las que dio cuenta el llamado Pacto del Club Naval concluído el 3 de agosto de 1984.
En elecciones en que hubo candidatos todavía vetados por las Fuerzas Armadas, surgió como presidente constitucional el líder colorado Julio Maria Sanguinetti. Bajo su presidencia (1985-1990) y la de su sucesor, Luis A. Lacalle (1990-1995) se fortificaron las instituciones democráticas, el clima de tolerancia recíproca renació y políticamente el país tendió a dividirse en tercios: colorados, blancos y frenteamplistas.
Los militares lograron que la Ley de Caducidad y el posterior referendum popular que la consolidó (1989) impidieran su persecucion judicial ante las violaciones de los derechos individuales acaecida bajo la dictadura. *
En 1991, el Uruguay pasó a fundar e integrar el Mercosur, alianza económico aduanera que lo incluye junto a Brasil, Argentina y Paraguay.



*Años después, sobre esta ley hubo y hay debates similares a los de Argentina respecto de la constitucionalidad de las leyes de Obediencia debida y de Punto Final.(agregado mío)
------------------------------------------------------------------------------------


Para aquellos a quienes les interesa el cine, Estado de sitio es una película del director Costa Gavras que se ambienta en el Uruguay de los '70.



Las cartas que no llegaron -4-: historieta sobre el Holocausto
















Un par de páginas de Maus II y un enlace con una noticia para pensar/comentar: "Publican un cómic en Alemania para combatir..." . Finalmente, una noticia del 2006 respecto de Maus.
(la foto es de Art Spiegelman)






























































































Ver nota en www.pagina12.com.ar


Domingo, 27 de Agosto de 2006




SE REEDITA “MAUS”, LA OBRA MAESTRA DEL HISTORIETISTA ART SPIEGELMAN




La vida del comic después de Auschwitz




El primer tramo de este relato extraordinario apareció en Nueva York hace exactamente veinte años. Ahora vuelve y su encanto inquietante sigue intacto. Spiegelman –una de las figuras más originales e influyentes de la historieta contemporánea– trabajó a partir del testimonio de sus padres sobre el Holocausto.




Por Juan Sasturain




Acaban de reeditar en Buenos Aires Maus, obra maestra de la historieta universal escrita y dibujada por Art Spiegelman (Estocolmo, 1948), hijo de polacos sobrevivientes del Holocausto emigrados a Estados Unidos y una de las figuras más originales e influyentes del comic contemporáneo. Precisamente de la pavorosa odisea de sus padres –entre otras cosas– trata Maus: lo que Vladek Spiegelman le contó a su hijo, el dibujante Art, sobre sus experiencias de la persecución nazi, y lo que Art hizo con ese testimonio. El primer tramo de este relato extraordinario apareció en Nueva York hace exactamente veinte años; el segundo, en 1992. Emecé, con esta misma traducción de César Aira, la publicó en dos tomos en 1994 y volvió a reeeditarla a lo largo de los noventa. Ahora, vuelve. Hay una versión española en tomo único y tapa dura que salió hace un par de años. Tiene sus diferencias.
Art Spiegelman comenzó a dibujar Maus o –mejor dicho– a meterse con ese mundo a la vez público y privado en 1972, veinte años antes, cuando con ese título publicó tres páginas autobiográficas en una de las tantas revistas del prolífico comix underground norteamericano al que aportó talento y energías durante años de hippismo, droga y contestación. Dos elementos básicos de la versión definitiva ya estaban allí: el relato del padre al hijo y la representación de judíos y nazis, víctimas y verdugos, como ratones y gatos. En esta primera aproximación, el ratoncito es un niño al que su padre ratón le cuenta, en la cama, un cuento de espanto real que muy difícilmente lo deje dormir. Como ha señalado con precisión Federico Reggiani en un reciente artículo sobre Maus en la revista Comiqueando, el dibujo de Spiegelman está aquí dentro de la tradición disneyana de los humanizados animalitos simpáticos. Funny Animals, precisamente, era el título del paródico fanzine donde se publicó, y el ratoncito se llamaba Mickey...
De ese mismo 1972 son también las tenebrosas cuatro páginas expresionistas –otra mano, otro clima– con que el conmovido creador trató de procesar el suicidio de su madre, un hecho que había partido su vida y su cabeza en dos, cuatro años antes. Esa terrible crónica familiar, Prisoner on the hell planet, apareció en Short Other Comics y será el primer gesto exasperado, culposo y culpógeno, de un largo ajuste de cuentas con la figura paterna, ese sobreviviente arquetípico, y la memoria pavorosamente intacta del horror.
Es decir que Maus –sus temas, su forma última– fue el resultado de una larga elaboración pues, más allá de estos antecedentes, el relato no encontró su tono y registro gráfico definitivo hasta 1980. Con la aparición ese año del número inicial de la iconoclasta RAW –“The graphix magazine of abstract depressionism”–, revista dedicada a la difusión y la crítica del “comic de autor”, creada y dirigida por Spiegelman y su mujer, Françoise Mouly, Maus fue apareciendo por entregas sucesivas hasta completar 150 páginas reunidas en la edición de Pantheon Books de 1986 con el subtítulo Historia de un sobreviviente. Mi padre sangra historia.
Se dice o se sabe que esa primera publicación parcial se debió al apuro de Spigelman para que su Maus no se superpusiera con An american tail, (“tail” es “cola” pero fonéticamente suena igual que “tale”, “cuento”), el largometraje animado de Bluth, producido por Steven Spielberg ese mismo año, que cuenta la historia de un ratoncito judío inmigrante, Fievel (suena como “fable”, “fábula”) Mousekiewitz, perseguido por “katzacks”, que llega –en los primeros años del siglo– a los EE.UU. buscando familia y amparo... Una bella historia que más allá de trocar los nazis por cosacos, no dejaba de ser una alevosa copia.
Sea como fuere, este primer tomo de Maus alcanza la excelencia inusitada de una obra maestra, se la aplaude como tal y es “un triunfo de la historieta como medio” según definición de Reggiani en su excelente nota. En Maus se cuentan tres historias: primero, la de Vladek, los sucesos ocurridos entre mediados de la década del treinta y el invierno de 1944, cuando con su mujer van a parar a Auschwitz; segundo, la relación difícil y tumultuosa de Art con su padre; y finalmente se cuenta la producción misma de Maus, basada en las entrevistas de Art con Vladek a fines de los setenta. Ese contrapunto notable, sumado a la estrategia figurativa minimalista –un dibujo “pobre” con personajes casi indiferenciados, genéricos (Spiegelman retoma audazmente la perversa categorización nazi de los individuos en especies)–, permite que la historia fluya compleja en sus diversos niveles pero sin distracciones ni énfasis más allá de las desmesuras en juego, de las atrocidades que se narran.
Precisamente, los modos posibles de representación del horror y el riesgo de su manipulación –hacer “arte” y/o “ganar dinero” con esto–, es decir el “problema moral y estético que plantea al artista el Holocausto como un horror que supera las fronteras mismas de la humanidad”, según Reggiani, será uno de los temas centrales de la segunda parte, Maus. Aquí comenzaron mis problemas, aparecida en 1992, heredera privilegiada del éxito de la primera, y ganadora incluso de un Premio Pulitzer especial. Las primeras páginas del capítulo segundo, “Auschwitz (El tiempo vuela)”, son ejemplares al respecto: un Spiegelman humano con careta de ratón reflexiona sobre sus problemas morales/existenciales/familiares/metafísicos frente al tablero enclavado sobre las pilas de cadáveres de los campos... Es que toda esta segunda parte, incluso con el irónico/patético final con irrisorio happy end puesto en boca de un Vladek, que incluso confunde a su hijo con el hermano mayor de Art mientras crece hasta convertirse en un personaje absolutamente inolvidable, es aun “mejor”, si cabe, que la primera.
Spiegelman ha logrado en Maus describir lo indecible, como comentó alguno. Theodor Adorno habló de la imposibilidad de la poesía después de Auschwitz, pero no dijo nada –no se lo hubiera permitido nunca– de la historieta.
© 2000-2008 www.pagina12.com.






Las cartas que no llegaron -5-: cuestionario de análisis
























Acá tienen orientaciones para controlar sus respuestas al cuestionario que tienen sobre Las cartas que no llegaron; las orientaciones dan por sentado que han leído la novela y tienen el cuestionario a mano.






1) Hay cuatro: La Segunda Guerra Mundial, puntualmente el Holocausto; la dictadura uruguaya 1973-1985; la Guerra Civil Española; la Primera Guerra Mundial. Los dos primeros están en estrecha relación con el título, piensen qué tienen que ver con que “las cartas que no llegaron”; la Guerra Civil Española caracteriza a la familia de Moishe como simpatizante de los republicanos (izquierdistas), en el “ya perdimos” que pronuncia Moishe; la Primera Guerra Mundial señala una continuidad de la guerra y de las persecuciones que padece la familia: pertenece al pueblo judío, reiteradamente perseguido en la historia, el padre de Moishe combatió en la Primera Guerra Mundial, vio luego preso a su hijo, más tarde fue desalojado de su casa. Además, las vivencias del padre en dicha guerra son aprovechadas por Moishe para ficcionalizarlas y hacer de su padre un héroe en los cuentos del Sastrecillo Valiente que le cuenta a su pequeña hija.



&Referencias literarias: la Biblia (función en relación con inscribir la historia familiar en la historia de un pueblo perseguido y sobreviviente a frecuentes intentos de aniquilarlo); En busca del tiempo perdido, de Proust (función en relación con la importancia que tiene la memoria en la obra, y los intentos del poder por acallar esa memoria, desarrollar ese concepto. Referencias a la cultura popular (también: a los medios masivos de comunicación): Tarzán, el Zorro, Chaplin, la presencia de la radio que servía para “escuchar la guerra”, la propaganda nazi (función en relación con mostrar diferentes percepciones entre Moishe niño y Moishe adulto así como inscribir a la familia en una época en la que los medios de comunicación tienen una presencia creciente ; también, caracterizar la infancia de Moishe, poblada de héroes.




&l 3.1) Piensen: qué se selecciona, de la autobiografía de Rosencof y de la historia mundial/nacional? (4, 5 hechos que sean relevantes para la narración); ¿en qué partes del texto hay situaciones que se cuentan fragmentadas? (ayuda: por un lado, hay varios hechos que están contados fragmentariamente y los fragmentos que no están, los tiene que reponer el lector, así por ejemplo, lo referente a la situación de un rehén de la dictadura uruguaya, las características de su confinamiento, lo referente a la Guerra Civil Española, donde se sobreentiende que el lector sabe ubicarla en el tiempo y reconoce los bandos enfrentados, para entender de qué parte estaba la familia de Moishe, al decir éste “ya perdimos”, etc; por otro, hay hechos que están contados fragmentariamente en partes dispersas a lo largo de uno o más capítulos (así por ejemplo, lo que le sucedió al narrador con la Palabra, que se anticipa al inicio del capítulo y que se termina de completar al final, después de menciones a otros hechos). Finalmente, entendiendo “montaje” como “armado”, “combinación” de las partes de un material para formar un todo. Acá pueden pensar cómo está estructurado el primer capítulo, en relación a las memorias de Moishe/niño y a la inserción de las cartas. El montaje se ve relacionado con la fragmentación: aparecen combinados/entremezclados en el montaje los distintos fragmentos de recuerdos/memorias de Moishe (recuerdos de la cárcel, de su viaje a Polonia, de sus suposiciones sobre la juventud de sus padres, de la cuestión de la Palabra, etc.). En particular, también aparece el efecto de montaje cuando dos situaciones /objetos etc. lejanos y en principio no relacionados, se relacionan a través de alguna "bisagra" que se le ofrece al protagonista. Así, en el cap. 1, la imagen trivial de los tranvías por las calles de la ciudad trae a la mente de Moishe la idea de que esos vehículos se llevan a la gente y no se sabe qué pasa con ellos después: esto es un efecto de montaje mediante el cual, en el lector claramente -y en Moishe, quizás, intuitiva y oscuramente-queda unido algo tan cotidiano como un tranvía y algo tan siniestro como los trenes que llevaban a las personas a la muerte. El mismo efecto se produce cuando Moishe, adulto, está mirando las puertas de los hornos crematorios de Auschwitz y le dice al padre que eso lo hizo acordar a la puertita de atrás que tenía la plancha de la madre.



































Imagen de una plancha antigua: según los modelos, por arriba o por el lateral derecho se ponían brasas para calentar el metal, cuando no había electricidad en las casas.





3.2) Ver cómo empiezan los tres caps.: en todos, hay un problema para recordar: fíjense qué, en cada caso.





3.3) La importancia se relaciona con que la memoria seguirá viva en los descendientes de quienes padecieron persecuciones, torturas, exilios, etc. Existencias que hubieran podido truncarse se ven continuadas, tanto por la memoria de los sobrevivientes (el narrador y su familia como sobrevivientes del nazismo), como por su descendencia, que los prolonga ( la nieta del autor como el eslabón de una cadena que amenazó quebrarse numerosas veces). En relación con esto, aparece el símbolo de los niños como propio de la vida, del futuro (ver “los niños del zapato”, símbolo de la existencia del futuro y de la vida más allá de la prisión)




3.4) Desplazamientos de la familia de Moishe que queda partida entre Europa y América; del narrador, secuestrado por la dictadura uruguaya.




3.5) Lo inefable aparece en el grito y en el llanto (ver cap. I) así como en la Palabra, cuyo significado Moishe entiende pero cuyo significante se escapa.




3.6)---





3.7) A través del grito, del llanto, así como de la imaginaciónm (Moishe adulto repone las voces ausentes –la de sus familiares y la suya propia- redactando, ya adulto, las palabras de las que las personas fueron privadas).





3.8) Ver en qué caps. aparece la casa y qué emociones suscita en el narrador (a qué otros personajes y vivencias las asocia. La casa también es memoria de los desplazamientos violentos ya que de ella fueron desalojados los padres de Moishe, repitiéndose así la historia de persecuciones del pueblo judío).





3.9) Puede tener varios sentidos. Uno, señalar que de todos modos, la experiencia de ciertas situaciones límites, no tiene cómo pronunciarse. ¿Otros...?





3.10) Se inscribe en la segunda postura, escribir la poesía del desastre. El “cómo” tiene que ver con la técnica elegida, que se relaciona con la selección, la fragmentación y el montaje, por lo cual abudan las elipsis, los sobreentendidos, los implícitos. Esto requiere o un lector que esté al tanto de lo que el narrador da por supuesto, o uno que se interese por averiguar lo que le falta saber para comprender plenamente el texto. ¿No tiene nada de ninguna de las otras?